CESARE PAVESE
Si alguien vio de lejos la fiesta de la vida, ese fue Cesare Pavese, nacido en 1908 y muerto en Turín, por propia decisión, el 27 de agosto de 1950: inseguro, atormentado, víctima de sucesivas decepciones sentimentales, reconocido sin que eso le importara y lúcido y desvelado contra su voluntad, poco a poco fue acercándose al límite de la desesperanza.
Es verdad que se conjuraba en contra la época adversa que le tocó en suerte; entre tanto gris, queda, empero, su obra despiadadamente inteligente y que arrastró tras de sí la sensibilidad de una generación: la poesía de Trabajar cansa y la desolada indagación en sí mismo, prolongada durante quince años, que reunió en el El oficio de vivir.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-. Tus ojos serán una
vana palabra, un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana cuando sola
sobre ti misma te inclinas en el espejo.
Oh querida esperanza, también ese día
sabremos nosotros que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.
(Versión de Carles José i Solsora)

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