Así es como me gustaría que fuera el verano. Un poco más caliente que el invierno pero sin pasarse de temperatura y porque el exceso de ella, me deja seco como una mojama al sol. Fresco de mañana y al caer la tarde. Verde por todos sus poros y hasta por su forro más interior. De luz brillante pero suave, luz no invasiva que irradiara haces de luces blanco oscuras. Helechos y musgo y árboles de un verde insultante que atacaría la sensibilidad del receptor y la dejaría hecha añicos en cualquier callejón donde jamás diera el sol. Versatibilidad. Camuflaje. Humedad profunda. Textura suave y húmeda. Sombras y muchas sombras y un mundo lleno de sombras y frondas. Tardes pasadas de sombrías. Mañanas tranquilas y de mar el calma. Noches de verano al lado del mar y escuchando el arrullo del viento y el sacudir del agua en la playa. Fruta, comiendo mucha fruta fresca y mirando a la luna. Dormir con sábana sobre tu cuerpo y si hiciera falta, hasta valerse de una ligera y fina manta, pero desde luego, nunca pasar ese calor bochornoso del verano que tanto me desquicia y que tanto me reblandece.
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