A veces cuelgo poemas del techo

 

A veces cuelgo poemas del techo

y como farolillos rojos en una noche de verano.


Otras veces entierro poemas entre las plantas de mi terraza

esperando que crezcan como crecen las flores 

de mi pequeño, pero coqueto, jardín.


Hay días en que me pongo a escribir bajo la lluvia

y como si mi portátil fuera una madera donde agarrarme

ante un posible e improbable, tsunami

que además sé... 

que me moriré sin ver.


En realidad

poco importa donde deje mis poemas,

ellos crecen y se amamantan solos

ellos son como la mala hierba

crecen a contratiempo y a destiempo

y sobre todo crecen...

en contra de toda ley.

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JULIO CORTÁZAR