Escribo
y hablo y digo
y me interrogo y me contradigo
pero pase lo que pase...
escribo de nuevo.
Escribo como el que tiene que comer
a veces con ansia desmesurada
otras veces con ganas desatadas
y algunos días lo hago
escondido bajo suelo
en una gruta o caverna perdida
rodeado de fuertes muros de piedra
y en el mismo centro de ese espacio
tengo una hermosa estufa de leña
que me da calor humano e inhumano
que me enternece hasta la médula
y que me obliga
a seguir escribiendo.
Me veo escribiendo
hasta metido en el féretro.

No hay comentarios:
Publicar un comentario