A saber...tengo dos nombres. A veces me llaman Javier, (pocas veces). Y yo me hago llamar, Bruno. Nombre oficial y de partida de nacimiento: Javier. Nombre adquirido por el camino: Bruno. Hay una tercera variante y es mi nombre oficial al completo y entonces paso a llamarme Francisco Javier. En el fondo me da bastante igual como me llamen. Y falta una cuarta variante que es usada en mi trabajo y porque ahí me llaman por mi primer apellido: Lamoso, que es un apellido tan raro como lo es un perro verde.
Si en ésta corta vida he generado tantos nombres, es porque de alguna manera se han ido fijando en mí (el que no se consuela es porque no quiere). De todas formas mi primera intención en ésta vida, era pasar lo más desapercibido posible...pero hay que reconocer que me han podido las ganas de hablar, de mirar, de querer y de ser. Al final me ha podido el ansia de querer vivir. Mis escondites has sido fugaces y creo que en el fondo nunca busqué enterrarme vivo....y porque siempre me ha gustado demasiado vivir y hasta los topes. Por eso mis escondites siempre fueron reales pero transitorios.
Yo sabía que después de encarcelarme, vendría una época de asomar mi cabeza y ver y oír y escuchar. Yo nunca fui y ni en mis peores momentos, de querer cortarme las venas. Esa opción nunca estuvo disponible dentro de mi cabeza. La auto lesión sí...sí pero sin desear mi muerte. De todas formas, repito, me quiero demasiado y aprecio con demasiada fuerza lo que es vivir. Tengo varios nombres pero una sola causa:
¡seguir viviendo!

No hay comentarios:
Publicar un comentario