LA TERAPIA DEL ODIO (Esto era un puto desahogo del 2.016)


Lo siento y mucho por los puristas del alma, pero el odio es una terapia que te cagas. Es decir, si odias te sientes vivo y creativo y buscas todas las herramientas necesarias para joder bien y a fondo al otro o a la otra. Digamos que es la forma más sublime del descontrol emocional y cuanto más daño haces, más disfrutas del tema. Y mira que a lo largo de nuestra historia al odio le han metido caña y normalmente los ideólogos del tema iban de santurrones, de Marías Teresas de Calcuta, de controladores aéreos siempre equilibrados, de Papas (de algunos Papas), de obispos, incluidos los que no iban de pederastas, de árbitros, de harapos medio jipis y mucho olor a pachulí y paz y no a la guerra y amor al prójimo y de que tenemos que querernos todos.
Pues que me perdonen todos los santurrones, pero si el mundo ha evolucionado es a base de mucho odio y de ganar guerras y de vencer en pequeñas batallas diarias. Porque el odio es muy humano y es tan necesario como el agua de mayo y claro, para que no todo se cubra de odio, cosa que tampoco quiero, se ponen capas y capas de tiernas pinturas a modo de camuflaje. Y es que el odio es el motor de la historia y gracias a él, ahora podemos presumir de nuestros buenos actos. Y prefiero el odio a las falsas palabras y al poner el culo cuando realmente te están reventando. Y el odio no es solo externo y porque mi lema es: odia al prójimo como a ti mismo.
Y es que si odias a fondo, después amas y te relajas amando y queriendo..., pero claro, todos sabemos que tanta bondad tiene un límite y por eso se dice: que del odio al amor hay un paso y al revés, también funciona. Y mira que se ha derramado teología y psicología sobre el tema... y perdona a tu enemigo e intenta comprender que le pasa. Pero el tema es mucho más sencillo y al enemigo lo que le pasa es que está inundado de odio, vamos, como lo que te pasa a ti y creo que el llevártelo directamente a la cama, no es la solución del tema problema, ni comértelo a besos, ni fundirte con él en maravillosos abrazos, ni comerle la boca, ni besarle en los labios, ni comerle la polla...Y odio y sangre y saborear la victoria y ya habrá tiempo para perdones y no me toques más los cojones, pero primero liquida al enemigo y cuando yazca destrozado en el puto suelo, le das una bendición papal y para que se vaya más ligero para el otro lado. Y entonces yo reivindico tanto el amor como el odio y el uno sin el otro, no son nada y el verdadero arte creo que está en dar una de cal y otra de arena...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR