¡QUÉ PENA!

 

Yo fui creado como vosotros,
con un poco de carne, 
con otro poco de huesos,

con una pizca de cartílago...
y ya tendríamos a un hombre nuevo.
Bueno, nos faltarían algunas cosas:
el cerebro. los tegumentos,
las capas superpuestas de piel 
y el grandioso mundo de los pensamientos

con su puta maquinaria...
millones de pensamientos andantes y punzantes,
algunos ciertos y otros muchos... inciertos,
como la misma vida,
que dice que sabe... y en realidad, sabe muy poco,
como yo,
cuando digo que sé y por mantener el tipo
o como tú, 
cuando dices que me  quieres sin saber porqué...
o como todos,
cuando cruzamos los dedos y esperando la suerte,
que por cierto, acaba de llamar a mi puerta
y me ha dicho con voz susurrante y maliciosa...
que me espera en el otro lado,
que se va a los otros mundos...a los mundos paralelos...
que no puede más con tantas mentiras piadosas

y tantas verdades de fe,
que no soporta tanta miseria filosófica
que sufre, que llora, que no puede más con tanta mezquindad...
y porque sólo ve mares de banderas
y como se cuadran las huestes ante ellas,
y entonces, es cuando se pregunta:
¿es esto es la humanidad?...
pues ¡qué pena!, nos dice ella...