Antes de ser neumonía
he sido fiebre
y antes, he sido virus
y en mi estado más larvario
estaba dentro del ÁcidoRiboNuclueico (ARN)
estaba justo allí,
replicándome tranquilamente a mi antojo
cogiendo acopio de todo el material que me interesaba,
(soy muy curioso y la curiosidad pica y puede que me mate)
y mientras, tomaba el rico sol de la Toscana
y por eso en éste viaje que me hice por Europa,
empecé por allí,
por la Toscana y por todo el norte de Italia,
después me gustó Madrid
y de inmediato me fui para allí
y como fui en coche
me paré un momento en las Ramblas
a comprar flores
(me encantan las flores)
en fin, me paré en mi Barcelona del alma
pero eso sí, enseguida me fui,
pero creo que dejé huella
y como regalo de agradecimiento
dejé todo un cultivo vírico
y para ser servido en bandeja,
al grito de:
¡al rico virus!...¡para quién lo quiera!
Después paré a tomarme un vino en la Rioja,
en concreto paré en Logroño en la calle de los vinos
(ya sabéis lo que dice el refranero popular de Logroño...
pues sino lo sabéis, yo os lo recuerdo:
"paré en Logroño porque iba detrás de un coño")
y creo que desde ahí
se extendió hacia el norte como una mancha de aceite,
y como tenía ganas de visitar el acueducto de Segovia,
pues hice acto de presencia antes de seguir hacia Madrid
y mientras me comía un rico lechón a los pies del acueducto,
pude comprobar como iban creciendo mis tentáculos víricos
después me pedí el postre
y mientras me lo tomaba
pude escuchar
las primeras toses
y las primeros estornudos
y ya por fin,
un día cualquiera de Enero o de Diciembre
(mi memoria vírica a veces falla),
aterricé en Madrid
y llevo meses instalado allí.
Ahora dicen que toda la culpa es mía,
que soy un virus pandémico,
que soy un mutante,
que tengo rabo y cuernos,
que tengo dientes de acero,
que estoy hecho en un puto laboratorio
o que procedo de un puto bicho que se comió un chino,
que soy ultrarápido y muy resistente,
que mi velocidad es la del viento huracanado,
que enseguida creo colonias y hago nidos,
que me cargo a muchos viejos,
que bueno,
que están buscando una vacuna
para atacarme, vilipendiarme y aniquilarme,
y tengo que decirlo a voz en grito:
¡¡yo no he hecho nada,
yo estaba en la Toscana
y lo único que hacía
era tomar el cálido sol de aquella zona!!,
pero claro,
todo empezó por un estornudo
y porque alguien había dejado una puerta abierta
y es que los italianos son muy dejados.

No hay comentarios:
Publicar un comentario