No tengo ganas de ti
pero tampoco tengo ganas de mi.
Me siento desinflado como un globo pinchado
o como una marioneta con agujetas,
levanto un brazo porque algo estira mi muñeca,
levanto las piernas porque alguien tensa mis tendones.
Amorfo y anonadado, me encuentro...
apático y sin sangre,
desganado y sin futuro,
el futuro es para otros, pienso...
mi futuro, en cambio,
es seguir aquí
y sin decir nada a nadie.
Estoy deseando que pase el día.
La desgana es una enfermedad patológica
que además, no tiene lógica.
Tengo la esperanza
de que la escarcha de la mañana
desincruste de mi piel toda la apatía
y para que al final se haga de nuevo,
la luz de otro día.

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