El otro día me decía una amiga y compañera de trabajo: "Si es que los dos pensamos lo mismo, pues siempre estamos de acuerdo". La verdad que hacía tiempo que no estaba con ella y tuvimos una reunión de trabajo y los dos más o menos decíamos lo mismo. Ahora bien yo pienso, que de ahí a estar siempre de acuerdo, hay un abismo. Y no lo digo por tener que sentirme diferenciado de nadie, vamos como si me molestara que alguien se mimetizara conmigo o yo con ella, a mi eso no me molesta, pero sigo pensando que para nada somos iguales y me explico. Hay personas que en principio te caen y te atraen de alguna manera y es curioso, porque vas buscando lo que hay de común entre los dos o sea dejas de lado lo que es dispar o con lo que sabes que no vas a llegar a un acuerdo y simplemente porque te cae bien. En cambio con otras personas, tú o él o ella, van o vamos directos al meollo de las discrepancias y todo por desconfianza hacia ella o por desconfianza mutua.
EL INSTINTO BÁSICO
El primer caso, el de querer acercarte, en el fondo es porque esa persona te gusta y te gusta su forma de ser o te atrae algún aspecto determinado. Y en el segundo, está claro que es lo contrario, esa persona es "non grata" y por eso vas directamente a buscar los desacuerdos, porque no te fías de ella, porque te da mala espina, por miles de cosas diferentes, pero la conclusión es la misma, es que no te gusta como persona. Hay mucho de instinto, pues así de primeras tu aún no has analizado a esa persona, pero el instinto primario o básico, de alguna manera te lo está diciendo. Después ya buscarás los argumentos necesarios para poder sustentar tu instinto, pero siempre es después, nunca antes. A veces yo me sorprendo a mi mismo, diciendo algo que roza el borderío a alguien que casi no conozco y después y más tarde, voy sabiendo el porqué.
Hombre, no siempre se acierta, pero sí muchas veces, pues el instinto es un mecanismo de defensa que intenta protegerte y a veces llega con un simple gesto o una mirada furtiva o la forma de mover las manos o de decir las cosas, para que el instinto de protección salte. De todas formas yo procuro, cosa que no siempre cumplo, morderme un poco la lengua y dar un poco más de cancha a las personas, pues por eso, porque el instinto a veces falla y después para arreglar el entuerto, te cuesta trabajo, sudor y lágrimas. Sino pecaríamos de intransigentes, pues el instinto es implacable, por él quedarían cuatro gatos vivos o dicho de otra manera, el instinto es como un tiburón con hambre que primero muerde y después, pregunta.
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