Cuando subí...lo hice hasta la cima más alta...
y cuando bajé aterricé en el averno
y a veces me rescaté y no sé como me rescaté...
estaba con el agua al cuello
y masticando piedras y cristales
y ahogado en el fango de mi propia depresión.
Instinto de supervivencia, le llaman.
Y debe ser que de ese instinto
voy más que sobrado
y porque siempre he salido a flote
de mis peores momentos.
Dicen que cuando se toca fondo
a veces y de vez en cuando
uno, sale rebotado.

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