UNA CABEZA DE AJOS

 

Para paliar mi mala suerte,
tengo y tal y como tenía mi abuela,
una cabeza de ajos,
ella los tenía en la faltriquera,
y yo los llevo en los bolsillos
y cada error de mi vida
se ha merecido un diente de ajo
y cada duda ha sido dura
y aún me duelen los huesos por tantos golpes recibidos... 
Pero bueno, 
tengo mi cabeza llena de ajos
y el recuerdo de mis bellos amaneceres
y hasta tengo
una idea brillante dentro de mi cerebro,
yo lo veo todo más o menos guapo
y lo poco negro que sobrevive dentro de mí,
no es negro,
es el blanco que se acaba de morir.


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JULIO CORTÁZAR