A veces nos miramos
y no nos encontramos.
Ya sea por exceso, por defecto
o por falta de ganas
y entonces, repetimos y nos volvemos a mirar
y yo sé que me estás mirando,
lo intuyo, lo noto, lo siento
pero tu mirar no es el de hace tiempo
ahora no me doblega en mil mitades,
ni invade mis terminaciones nerviosas
ni siquiera recorre mis valles cerebrales,
ahora entra por un ojo y sale por el otro
y por el medio, no hay filtros ni barreras,
pasa de un ojo al otro
y sin dejar nada.

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