DERECHOS...


Día 15 de febrero y jueves todo el día y jueves hasta que llegue el viernes. Y podía ser un día mejor, pero eso mismo se podría decir todos los días. Otro día sin lluvia, otro día sin frío de invierno y seguimos ganando puntos para llegar a nuestra meta, que al parecer es quedarnos secos y tiesos. No llueve ni aunque todos los indios del mundo, bueno los que se salvaron de la quema, se juntaran para bailar la danza de la lluvia. Pues haber que hacemos en un peñasco todo árido y seco en medio del mar Mediterráneo. Porque ésta isla tiene cosas muy extrañas, por ejemplo estamos rodeados de mar por los cuatro costados y yo no he comido menos pescado en toda mi vida. Y os preguntaréis...¿y como puede ser eso?. Pues así es y el pescado que se pilla va directamente a los restaurantes de lujo y el que queda en el mercado, solo se lo puede comprar un  multimillonario. Eso hemos conseguido, que el pescado sea una comida de lujo. Y a la vivienda también le pasa lo mismo y la gente que viene a trabajar en temporada, no tiene donde alojarse.

Menuda mierda de película nos hemos inventado. Menudo marrón. Y que poca solución le encuentro al tema problema. Aquí, sobre todo se vive del turismo, pero para poder atender a toda esa marubunta de turismo, tiene que haber mano de obra suficiente y ésta peña tiene que tener sitio para vivir mientras por lo menos, dure la temporada de turismo. Pero no lo tiene y veo difícil que empresariado de aquí, se preocupe de darles el alojamiento adecuado. Bueno, quién sabe y a lo mejor la cosa la arreglan, dándoles unos alojamientos donde meten a 5 o 6 personas en el mismo piso y como si fueran putos estudiantes con 20 años. Pero la mayoría de los trabajadores que vienen tienen el doble de años o más y no están para estar compartiendo el baño o la cocina y la sala de estar.

Creamos mundos inhumanos y le damos todo al que tiene la pasta o el dinero  y al que tiene poco o menos, lo tratamos como un bicho carente de derechos sociales y laborales. Unos viviendo a la orilla del mar y en fastuosos chalets de un millón de euros y en cambio los otros, vivirán hacinados en especies de colmenas y con vistas a un patio comunitario y pagando el piso con más de la mitad de su sueldo. ¿Y para esto tan injusto hemos luchado miles de años?. Yo pensaba que el mundo era otra cosa y que las personas que lo habitan, tendrían los derechos mínimos que se deben tener como personas humanas que somos.
















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