Yo,
nunca te pregunté nada
acepté lo que había
y no alteré mi tono
ni torcí los labios
ni crucé los dedos.
Tú caíste ante mí de repente
tropecé con tu boca
me aferré a tu cintura
y así,
juntos emprendimos el vuelo
vuelo corto y tan corto
una mañana despegamos
y aterrizamos a la puesta de sol
corto pero intenso
intensamente bueno, cálido,
glamuroso y tierno.
Al día siguiente
eras agua pasada que había movido molinos.
Y así es el resumen de todo lo nuestro.

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