Si yo fuera otro,
no el que soy ahora
sino ese otro que nunca había pensado ser
tendría otro nombre y distintos apellidos
no estaría calvo
sería más alto y fornido
y con un chasquido de dedos
haría temblar la tierra.
Mis defectos y mis virtudes serían distintas,
mi vanidad sería inmensa
mi piel sería de terciopelo
mi estructura ósea sería de hierro
mi boca no callaría nunca
y mis deseos serían más mágicos
y menos carnales.
No pretendo subirme al carro de la prepotencia
ni el otro pretenderá ser más que yo
y si lo pretende
tendré que recordarle que su existencia
depende de la mía.

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