Los demonios van por dentro,
pero las quejas, no.
y a veces, hasta vociferan y porque tienen lengua y voz,
y cuando un demonio se enfada de verdad contigo,
se produce en tí un grito desgarrador
y después del grito
hay un inmenso y largo silencio
Y entonces es cuando me pregunto:
qué duele más
¿el grito o el silencio?.

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