A mí nunca me convenció
la educación que he recibido
y ser el triste poema del que se vanagloria
y que se envuelve bajo su capa vieja
y hecha con la misma soberbia de la clase media
y cuantos más pisas, más fuerte te haces
y cuanto más te quejas
es porque nadie entiende que tú has nacido para ser valiente
y maldita sea mi hora de nacimiento
y porque a esa hora siempre está lloviendo.
Y no me quejo de que llueva
sino que a esa hora en concreto confluyen,
el fuego, el mar y el viento
y a la lluvia la dejen de lado
y por eso siempre me acuerdo
que la lluvia y yo
somos dos partes de un alma que sobrevivió
a ese tipo de educación.

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