LA EVOLUCIÓN DE UNO MISMO


  Y donde se quedo todo

y que fue de aquellas montañas de amor inconmesurable

y donde se quedó aquellas tarde con los sentimientos a flor de

 piel

y mientras mi entorno se hizo más envolvente

y las rutas que trazaba mi mente eran desesperadas 

y casi imposibles de realizar,

eran llamativas y repletas de flores que florecían a distintos

 ritmos

y yo era el que encabezaba mi marcha en el día a día

y hacía y planificaba y decidía

 y nada me asombraba más que la transformación de un

 sujeto

y de huevo a crisálida 

y de crisálida se hizo persona

después ya vino el bautismo que le puso nombre

y se fue inundando de dientes y muelas

y fue creciendo y gateaba y para por fin

andar sobre sus dos piernas.

Se hizo amigo de sus amigos

y a la vez le crecieron sus enemigos

y anduvo por la vida de un lado a otro,

siempre pensando, siempre queriendo

pero con el tiempo se hizo más selectivo

y aunque hubo veces que metió la pata y hasta los intestinos

hay que reconocer que fue limpiando su mundo de malas 

y peores personas

y una vez instalado en el viejo campo de su memoria

se sentó a contemplar lo que había sido una vida prodigiosa.
















 

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JULIO CORTÁZAR