CUERPOS DE ÉLITE




   Hoy es sábado 24 de febrero y hace un día de rayos y tormentas, pero aquí en éste refugio en el que vivo se está del carajo. Que gusto dá cuando estás en casa calentito y oyes el viento que ruge y como cae la lluvia y tú en el sofá o en tú mesa de trabajo o haciendo la comida, ter entra un escalofrío de placer, que te pone la carne de gallina. Ahora tendré que salir para hacer una pequeña compra, pues me toca hacer la comida y hoy estamos 4, mis tres hijos y yo, que también como. Lo de siempre, me rebano el coco pensando en el menú y en las cantidades, pues son tres chavales adolescentes, por tanto comen como limas sordas.
   Hoy además estoy de guardia localizado, me llaman si hay algún paciente que trasladar a otro Hospital de más nivel, normalmente me toca ir a Palma de Mallorca, aunque a veces puede tocar ir a Barcelona, Valencia. Para ello tenemos un avión adaptado para el traslado o sea como una UVI móvil. Tenemos la ventaja que uno está en casa y si avisan salen directamente al Hospital, la desventaja claro está, está en la pasta, pues cobras bastante menos, pero una cosa compensa a la otra. Con el día que hace ahí afuera y sólo pensar en tener que volar me entra mareo y el vértigo. Como soy un kamikace la verdad es que no me importa, es mas´me entusiasma las caídas en picado del avión, el subir el máximo que de el avión y bajar a toda hostia, esto produce un efecto gravitatorio y la sangre te sube a tú cabeza y todo lo que no va convenientemente atado queda suspendido en el aire durante unos segundos, hasta que de repente sale todo despedido como si tuviera un cohete en el culo. Es más me gusta tanto que yo me dedico a picar a los pilotos, a provocarlos, a vacilarlos, para que así se piquen e intenten meterme miedo con sus vuelos suicidas. Claro que esto es cuando estamos de vuelta, despues de que el paciente lo dejaramos en su destino. Pero que momentos de suelta de adrenalina, que momentos de vértigo, que subida de endorfinas. En esos momentos pienso que debe ser una pasada descender en paracaídas o en parapente o en ala delta, aunque ahí me paro, pues pienso que ya no tengo el cuerpo para estos deportes de riesgo o quizá simplemente sea la pasta, la que me hace retroceder, ¿quien sabe?.
  Es bonito éste trabajo, es bonito si te gusta, como todo. Tardé muchos años en encontrar un curre que me gustara. De medicina he hecho de todo, de médico de cabecera, de pediatra, de urgencias, de medicina laboral, de perito de accidentados y desde que descubrí las emergencias los demás temas pasaron a segundo plano . ¿Y como entré en éste curre?, entré por casualidad y por necesidad, pues yo curraba en un Servicio de Urgencias Normal (no sé como sería el anormal) y a los patronos de aquél momento se les ocurrió la idea, fomentada por las pelas de la comunidad económica europea, de montar uons servicios de emergencias. Y yo estaba allí en el momento adecuado, pues ellos, como de costumbre, pecaron de improvisación y lo primero que hicieron fué encargar unas UVIs móviles y despues cuando las tenían delante de sus puñeteras narices, pensaron y ahora quien va a ir dentro y allí, repito, estaba yo. Me ofrecieron más estabilidad laboral y unas cuantas promesas y mentiras piadosas, no era fácil encontrar un médico suicida como yo, un médico que se montara en una Uvi móvil sin tener preparación, sin tener puta idea. Me acuerdo perfectamente el día de la inaguración de la UVI móvil, allí estábamos mi amigo el enfermero y yo, con cara de circunstancias y pasmados por tanto aparato nuevo que aquella ambulancia llevaba en sus entrañas. Allí estaba la prensa, la televisión y los grandes jefazos, presumiendo de su nueva ambulancia y del personal que la llevaba, que estaba más que preparado, que sabía un huevo, etc. y nosotros cada vez más acojonados, así que nosotros éramos el personal preparado, menudo acojone, menuda responsabilidad. Que panda de cabrones, son los politicastros.
   Después, como siempre, pasada la inaguración se olvidaron de nosotros y en ese momento nos volvimos autodidactas, es una forma cualquiera de aprender. nos leímos todas las instruciones de los aparatos, nos dedicamos a toquetear y al final fuimos cogiendo el manejo. pero nos faltaba teoría, nos faltaba saber para que coño podíamos aplicar aquel aparataje de última generación y no sólo aparatos había cantidad de fármacos que se aplican en las emergencias y en las UCIs, había que aprender sus indicaciones y sus dosis y a pesar de nuestra voluntad hasta aquí podíamos llegar. Menos mal que de aquellas la gente aún no estaba acostumbrada a avisar al 061, al ser un servicio nuevo, y por tanto teníamos muy pocos avisos. Pero el tiempo es vengativo y estos servicios se extiendieron como una mancha de aceite, el personal se fué quedando con nosotros al vernos con aquellos uniformes rechamantes y con aquella equipación de la Nasa y empezaron, logicamente, a aumentar el número de servicios. Menos mal que cuando empezó éste incremento nosotros ya habíamos conseguido que nos dieran unos cuantos cursos de emergencias. Como veis mis principios en éste oficio fueron como los de Rokefeler, ya empecé de la nada y mi escuela fue la escuela de la vida. !que bonito!. Bueno yo soy un Rokefeler pero en plan pelado, pues no tengo un puto duro, pero yo estaba allí, en el momento marcado por el destino, en el justo momento en que tenía que estar y mira por donde y yo sin saberlo, iba a dar con la tecla. De todas formas me confirmo en que me encanta éste trabajo, pero yo no soy un talibán de las emergencias. Me explico, hay talibanes en todos los curros, hay quien siempre se plantea su vida en función de su curre, yo no sé si es porque a nivel personal su vida es pura frustración o porque hay gente, que simplemente es corta y no saben que la vida se compone de muchas otras cosas.
   Las emergencias es terreno propicio para muchos descerebrados, pues hay mucha suelta de adrenalina, hay momentos arriesgados, hay poder en tús manos y todo esto cuelga. Asi que se ha creado mucho adicto a la emergencia, más bien se han creado sólos y complementan su actividad diaria con el ponerse en forma, siempre preparados para entrar en acción, como los hombres G de gilipollas, siempre hay un terremoto o un tsunami al que se puede acudir o un rescate en las montañas más altas. Me acuerdo de uno que como había ido a un tsunami, decía que estaba en preaviso, si lo llamaban de nueco para cualquier catástrofe que hubiera en el mundo, él ya tenía su mochila preparada en casa y con todos sus avíos. como si preperar una mochila de mierda le fuera a comer mucho tiempo, pero que bien suena, bueno suena bien para ellos y entre ellos, para los demás nos queda claro lo que son y son unos gilipollas. Es como las sectas, se come, se caga, se duerme, pensando en lo mismo y se acude a cursos, masters y demás mandangas, para reunirse entre ellos, para así cerrar el circulo, comentan, rien, cotillean y follan entre sus miembros. Se liga hablando del último tsunami o del rescate en la nieve a bordo de un helicóptero o de casi me muero al rescatar a una persona. El abanicio es amplio, pues hay muchos colgados, los hay que son bomberos, los hay que son policías y los hay que son sanitarios y éste pupurri sólo les une una cosa, les une las emergencias.
  De vez en cuando hacen como un congreso que une a los diferentes cuerpos, me refiero a los bomberos, policías y sanitarios. Aquí se mansturban colectivamente e incluso no les hace falta chingar entre ellos, les llega con ver sus esbeltos cuerpos, sus cuerpos de élite y sus cuerpos fibrosos sin pizca de grasa o sea cuerpos danone. Despues vienen los cursos sobre el monotema y lo que más les gustas, los complementos de las emergencias. Ven y comentan cuerdas multiresistentes, las botas impermeables al agua, el último modelo de mochila y las chupas de alta montaña. se gustan tanto ellos mismos que lo demás mortales sólo merecemos compasión, pues somos unos pringaos. Tengo que decir y esto es importante, que no todos los que acuden a éste tipo de eventos son de ésta manera y no se consideran que forman parte de una secta, éstos últimos, los seres normales, sólo van a aprender y como su cuerpo no es producto de culto suelen tener cuerpos tirando a normales y lo demás y los que le rodean les importa una mierda, pero aún así notan en su nuca la mirada despectiva de los cuerpos danone, de los cuerpos de élite.
   Hay algunos que por su equipación se les nota que pertenecen a esa élite, por ejemplo un complemento que les gusta usar son los cinturones. Sí, los cinturones que suelen llevar los pringaos de los policías municipales, unos cinturones anchos y negros, en los que llevan colgados hasta los calzoncillos. En ese cinturón caben las llaves, los mosquetones, las tijeras, el cepillo de dientes, el champú, el gel, los condones, las linternas y una reseña grabada de un tsunami o un terremoto, pero sólo una pequeña reseña, con apariencia de no ostentar, pero estrategicamente situada para que se vea y que alguien pregunte, entonces viene un diluvio de descripciones y bla, bla,blá y bla, bla, blá. Y yo y yo y yo.....

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JULIO CORTÁZAR