EL TODO Y LA NADA (Filosofía de andar por casa)

Hay muchos mundos distintos, pero sobre todo hay dos, el mundo de los que viven y el mundo de los que sobreviven. Antes, yo estaba entre los sobrevivientes y ahora me situo en el mundo de los que viven. ¿Qué ha cambiado?. El mundo no ha cambiado, en tal caso a peor y si ésta fuera la única razón del cambio, pues logicamente yo estaría en el submundo de la depresión o sea seguiría en retroceso, igual que hace el mundo. Entonces, por simple exclusión, el que ha cambiado soy yo. ¿Y como he cambiado?, pues si realmente lo supiera no estaría aquí escribiendo sobre mis dudas, haría un manual del buen hacer, un manual que especificara paso por paso como cambiarse la vida de cada uno, digamos un manual de autoayuda pero sin retóricas, ni inflexiones internas, ni comeduras de tarro, ni hostias en vinagre.

                       Pero a lo que voy, mi idea es mejorar el mundo, si aún se puede y si no se puede, dá igual. Uno hace lo que piensa que tiene que hacer y si el resultado no le acompaña, pues mala suerte, porque tendrá que empezar de nuevo. Y por otro lado, uno debe mejorarse a si mismo, debe profundizar en su Yo y buscar sus raíces entre los recuerdos vividos y adecuarlos con su realidad y con sus sueños. Proceso integrador de la personalidad o proceso de autoestima.

                      Es el debate entre el todo y la nada, el todo es integrarte a tí con todo lo que te rodea, y eso significa hacerlo desde tú nacimiento y sólo acabará con tú muerte y eso, si es que después no hay otra vida. Y la nada, no existe, bueno sí, en sentido comparativo con el todo, pero los dos, la nada y el todo en plan absoluto, eso es una quimera. La nada, es no querer pensar en nada, es negarte como persona, es anularte como ser vivo, es no concederte una oportunidad, es vegetar por la vida. Entonces entre la nada y el todo que queda, pues queda su interrelación mutua, quedan sus juegos intercambiables, el hoy estoy en blanco y deprimido y mañana estoy dispuesto a todo o a comerme el mundo. De ese juego sale la personalidad de cada uno y la mía me dice, que debo seguir jugando con ellos. Es un proceso interminable, pero para algo tenemos el cerebro y el alma y la conciencia y la memoria y las sensaciones y los  sentidos y entre todas ellas salen las ideas y las ideas son los estímulos que nos hacen evolucionar y tomar decisiones, después acertaremos o nos equivocaremos, quién sabe.

                   ¿Entonces yo he cambido y no sé el porqué, ni sé el como?. Pues si señor, no lo sé. Ni pretendo saberlo, pues mi objetivo no es dejar de dudar, mi objetivo es seguir dudando y dudando y replanteándome todo, la duda es nuestro motor, es lo que nos hace pensar y de nuevo dudar y así hasta el infinito. ¿Os figurais una vida sin dudas?, os la figurais, yo no. Menudo aburrimiento.

Al final, creo que no he dicho nada, que no dí ninguna solución y lo siento por ello. Si cada uno es mundo distinto, y como se ve y se sabe, el mundo sigue dando vueltas y más vueltas sin parar, pues mi única conclusión, es que nosotros debemos dar vueltas sin parar, igual que hace el mundo. Y esa es mi única conclusión y ya me parece bastante.

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JULIO CORTÁZAR