Éste rollo viene a cuento con eso del nuevo google maps, que se va a llamar google glass. los creadores están ufanos de crearnos un mapa personal de cada uno y lo razonan, en que cada unos tiene distintas preferencias y éste programa nos va a facilitar las cosas, por tanto nuestra vida va a resultar más sencilla. O sea que si yo tengo preferencia por viajar a determinados sitios, el google me los pondrá en mi mapa y por tanto saldrá un mapa personalizado. Que bien, sólo faltaba que google cagara y meara por mí y asi me ahorraría ir todos los días al baño. Encasillarnos cada día más, buscar nuestro perfil en base a los datos acumulados y así llevarnos por el mundo como lindas ovejitas. Y saben tocar la tecla adecuada, pues entran en tús preferencias. Buscas una pizzería y te va a salir a la que ya fuiste dos veces, buscas un restaurante e igual y buscas una casa de putas y claro, por lo menos a mi, no me va a salir ninguna. ¿Y lo nuevo?, ¿y lo que no conocemos? y donde se quedan los estímulos de la aventura y porque estos señores desde su nube nos delimitan y nos acotan, nuestro terreno vital.
Claro, que esto se vende, porque nos hacen un favor y nos ahorran tiempo. Y volvemos a lo mismo, ¿tiempo para qué?, para ir siempre al mismo sitio o alguno parecido. Que se metan en el culo el google glass de los cojones, ya está bien de jugar con nosotros. O sea que si un día de éstos me quiero salir por la tangente, va el google y me recuerda cuales son mis preferencias y que me estoy equivocando y que no sigo mi línea habitual, que me estoy desmarcando y que les den por el culo.
Prefiero seguir equivocándome y a lo mejor, hasta acierto. Pero es más necesito equivocarme, pues es la manera de no volver a hacerlo, pero que una puta máquina me diga que me equivoco, ya es el colmo de la estupidez humana. Prefiero dar varias vueltas a una manzana hasta encontrar un restaurante, el que me apetezca o el que me dé la gana, antes de que el listillo del google me diga a cual debo ir, porque siempre me gustaron los restaurantes chinos (es un mal ejemplo), me va a facilitar cual está más cerca. Pues a lo mejor me pierdo por las calles, hasta dar con un tugurio que se come que te cagas y si se come fatal, el tema es no volver y punto. Gracias google, pero nosotros somos seres humanos y no putos robots, o sea que el google glass insertaselo a los robots en su disco duro. El nuestro es duro, pero no tanto, pues de momento somos seres flexibles, que nos gusta y nos encanta aprender cada día y descubrir, sí descubrir, mundos nuevos y completamente diferentes, en eso se basa el que seamos personas y no robots programados.
¡que le den por el culo al google glass!.
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