LA BATALLA (Reflexión festeira)

Fiestas de Sant Joan de Ciutadella. La levantada del caballo y la cruz de malta.     
Son las 10,30 de la noche y aquí estoy escribiendo mis últimas letras. Mañana es el día D, el día de la batalla, me esperan muchas cosas y pocas van a ser bonitas. Me espera sangre a espuertas, sangre fresca y a veces resesa, me esperan borracheras infernales y en coma y en punto y en punto y coma etílico, de esos comas en que están más muertos que vivos. Me esperan pisadas de caballos y cuerpos humanos destrozados por su fuerte paso equino. En fín me espera el campo de batalla y los efectos de las armas químicas, el alcohol y sus consecuencias. Y el tema es que hoy fué mi hijo mayor, que sólo tiene 15 años (casi 16) y la verdad es que estoy acojonado. Espero que no haya salido a su padre, por lo menos en el plan de fiestas, pues yo si que era un kamicaze, era una bestia parda.

                                Y que diferentes se ven las cosas según donde estes situado. Si estás dentro del meollo, lo consecuente es beber como un cosaco y si estás en la otra trinchera, en la de cuidar del rebaño borracho, te cagas en todos y en todo lo que beben. Y es que es una pasada ver los efectos alcohólicos dentro de su propio territorio y es que se vuelven del revés, se vuelven faltones y agresivos, se vuelven niños consentidos y eso es lo peor, que se consideran los amos, los putos amos del tinglado festeiro, y la ley que imponen es la de salvarse su culo y si al lado tiene a un tío esnafrado, pues que se joda, por haber bebido y a seguir la fiesta y a seguir bebiendo. Así era yo y así sigue siendo, monstruos insaciables sin cerebro. Y de esa guisa es lo que me queda estar cuidando y manda carallo que alegría pal cuerpo. Estoy sacando el brillo a mi armadura y afilando mis armas, ya quedan pocas horas para que comience la batalla.


                              Por último, tengo que decir, que es bueno, bueno no,es  muy bueno, que piense sobre esto y que me preocupe tanto. Pues eso es vida y significa que no me es indeferente y a pesar de ser ducho en éste tipo de guerras y batallas, sigo manteniendo las ganas, las mismas ganas que cuando empecé con éste trabajo y eso me hace sentirme el más humano entre todos los humanos. Pero bueno, que la suerte me acompañe igualmente.

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JULIO CORTÁZAR