SÁBADO SABADETE (La triste realidad)

CIUTADELLA. Una pasada.
De nuevo sábado sabadete, otra camisa nueva y sigue sin caer ningún polvete. El mundo gira y gira y yo casi no follo nada. Que pena de existencia la mía. El día se presenta espléndida, por lo menos de puertas afuera, pues para adentro hay actividad volcanica, tirando trastos y removiéndolo todo y salen cosas y más cosas y no sé como puedieron entrar tantas. No sé me figuro que como media, deben tener las casas o pisos sobre unos 110 a 120 metros de superficie y éste caserón tiene el triple de metros. Pero bueno, ¿de qué me quejo?, si en el fondo estoy más que encantado y cuando acabe la faena pues tendré que inagurar mi casa nueva. Es como el escenario de los teatros, el teatro es el mismo pero los escenarios son distintos y ello crea situaciones y ambientaciones nuevas. Tengo ganas de montar una fiesta y eso haré, sólo necesito esperar un poco más a que junte un poco de pasta. La pasta, el dinero, el parné, la guita, todos son denominaciones y con el mismo origen. ¡la madre que parió al dinero!. Pero pensándolo mejor, en cambio de una fiesta, mejor una orgía, para que andarse con preámbulos y tonterías, directamente al folleteo y el gasto también se reduciría, pues los condones que cada uno los trajera de su santa casa.

                         Ahora por la tarde vendrá un camión para llevarse todo lo sobrante y el camión se llenará hasta sus topes. Parece mentira lo que se llega a acumular en sólo 5 años, 5 años que llevo viviendo en ésta mansión. Bueno yo y todo mi familia, que somos 5 y por tanto familia numerosa. Aunque ahora viva sólo, lo acumulado era de cuando vivíamos todos juntos. Que chachi verdad, que chachi es pasarse un sábado sabadete, recogiendo tú propia mierda y  tener que decir que estás tan contento. Pero lo que se intuye de como va a quedar la mansión, ya sólo eso merece la pena, va a quedar más espaciosa, pintada de arriba abajo, ordenada y cuidada.

                         Una casa es una casa, pero es la que te dá la vida de cada día, la que te ve y te observa, la que te aguanta en los malos momentos, la que te mima y te dá consuelo, y es tú casa y por tanto es una parte de tí o es una prolongación de tú cuerpo y por eso y sólo por eso, debes devolverle todo lo que te dió y te sigue dando. La casa es el reflejo de tú alma y según como la tengas te dirá el estado de tú ánimo y el mío, está que se sale. Aunque sigo pensando, que mi ánimo es como lo del burro y la zanahoria, sólo quiere tener el estimulo del follar mucho. ¡Tampoco pido tanto!, aunque fuera, sólo la puntita...

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JULIO CORTÁZAR