Lunes lunero cascabelero y día 19 de agosto y ya pasamos el ecuador del mes. Aquí a bordo de este barco con forma de isla, las cosas se deslizan como siempre, despacito y a modiño. Hoy tengo que ejercer de pequeño empresario y hacer un par de arreglos en mi casa, me lo reclaman los inquilinos: cucharillas de café y poner una alcachofa de la ducha. Lo que hay que hacer por ganarse las lentejas y no lo digo por tener que hacer este par de cosas, sino por lo que me supone moralmente dejar o mejor dicho alquilar mi casa a extraños. Cada vez que voy a mi casa y la veo invadida por señores ajenos y lejanos o mejor dicho extraterrestres, me entran ganas de decirles que se vayan al carajo y devolverles la pasta, sin más. Además si ejercen de invasores y se les suma que sean imbéciles, las ganas se triplican.El sábado llegaron los últimos inquilinos y como muestra un botón de lo que digo. Yo me molesté en aconsejarles un montón de sitios, bueno pues resulta que tuve que ir ayer domingo a ver una cosa y cuando les pregunté adonde habían ido, me dijeron que a ningún sitio y hasta uno de ellos iba con la camiseta del Barça para irse a ver el partido. Y yo me pregunté porque en las peticiones de alquiler no viene un test de inteligencia incluido, me quedó clarísimo que había alquilado mi casa a unos descerebrados de mierda. Una semana en Menorca y con todo lo que tienen que ver y se quedan todo el día en casa y sólo a esperar a ver el partido y uno de ellos con la camiseta de su equipo para ir a verlo al bar. No sé pero me entraron ganas de empezar a dar hostias a diestro y siniestro y dárselas hasta reventarles la cabeza, total la tienen vacía y sacarlos a patadas de mi sacrosanta casa. Como veis no llevo nada bien lo del alquiler mi casa, pero la necesidad hace al monje y que remedio me queda que adaptarme y tragar saliva. Aún así, previamente pondría un test de inteligencia y un examen de selectividad o unas pruebas de acceso y a continuación una entrevista personal y ahí decidiría si tienen derecho a invadir mi casa por unos días. Desde luego lo que sé, es que los descerebrados no tendrían cabida.
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