Domingo 9 de septiembre del 2013 y aquí estamos de nuevo. Domingo pasado por agua y saliente de guardia. Al final la guardia no fue tan hevy, me tocaron los huevos de noche, pero no hubo nada grave. Ahora acabo de despertar y son las 2 de la tarde, me tuve que tumbar tres horitas obligatorias. El día de ayer lo llevé mejor de lo que pensaba, aunque con pequeños lapsus nada importantes, los lógicos que hay después de las vacaciones, despistes espaciales. Pero bueno mi obligación era prepararme para lo peor y así lo hice.
Claro que no contaba que me tocara la enfermera más tonto del servicio, hay una más hija puta, pero la más tonta, es la que me tocó. Es rubia y de ojos azules y en sus tiempos debió ser un bombón de los que se derrite al sol o eso se cree ella, pero ahora es un bombón marciano o sea gorda sin pasarse, pero gorda y después estúpida, sobre todo estúpida. Es de esas personas que estando buenas, se podían permitir ese grado de estupidez y los demás se lo perdonaban poir lo buena que estaba. Pero ahora dejó de estar buena y su estupidez resalta el doble o sea estúpida al cuadrado. Usa en demasía la voz de soniquete y pone esa voz de falsete y haciendo agudos, igual que si fuera una niña y cuando la pone me dan ganas, de tirarla en marcha de la ambulancia y si no pudiera con ella, pues yo me tiraría.
Y que nadie me diga que no es verdad lo que digo, que a las personas que están buenas, sean tios o tias no se les da más cancha, parece una tontería, pero no lo es. No sé si en el fondo nos gustaría unir la belleza con la inteligencia y no se porqué, porque si se juntaran las dos cosas, sería mejor que nos borráramos del mapa, no ibamos a comernos ni rosca los que vamos de "normales" o sea los que no destacamos ni por una cosa ni por la otra.
Yo recuerdo y desde pequeño éste comportamiento, tú amigo, el tio que estaba bueno, se podía permitir ser maleducado y grosero y hacer desplantes y dar las contestaciones que le salían de los cojones y todas o mejor dicho no todas, pero muchas tías, disculpaban al tío, y se sacaban de la manga y para disculparlo, que habría tenido un mal día o que él es muy tímido o introspectivo y que ya se le pasaría. Y una mierda si tú hacías lo mismo, te quedabas sólo en tú introspeción y que te dieran por el culo y además eras tachado de pesado y plasta.
Ahora con la edad pasa lo mismo, pero no tan descarado. Con el paso de los años se valoran más otras virtudes, pero la belleza sigue teniendo su peso en oro, aunque se va igualando con otros criterios, criterios más lógicos y humanistas o sea se va valorando más lo que te hacen ser persona. Y cuando ya estemos en el hoyo seguiremos valorando si los gusanos de uno, son más bonitos que los del vecino. ¡Cosas de la vida!.

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