VIERNES 20 DE SEPTIEMBRE

Y hoy no me encuentro como toca, no tengo el cuerpo diez, ni nueve, ni ocho o sea tengo mal cuerpo. Y el caso es que no sé el porqué. Afuera lo único que destaca es el viento, hoy hace Tramontana, pero eso no es ninguna novedad en ésta Isla, pues es el viento predominante. Tendré que tomar un anticonceptivo oral a ver si va  a ser un desarreglo hormonal, ¿quién sabe?. Sabeis lo que es estar espeso, pues si sabeis eso ya sabeis como yo me encuentro.

Hoy cogí mi caja de cerillas con cuatro ruedas, que es mi coche y mientras me dirigía al pueblo de al lado o sea a Mahón, me puse a sudar como un pato y el sudor hasta me caía por los ojos y me dije, pues es muy sencillo, bajas la ventanilla y asunto arreglado, vamos porque el aire acondicionado tampoco funciona. Claro que cuando me puse a ello, me dí cuenta que no se podía bajar por estar estropeada y lo primero que pensé, ¡ves por culpa de la crisis no puedo arreglarla!. Y entonces me vino la reflexión de ayer, la que hablaba sobre los genéricos y que decía que ahora está de moda echar la culpa a lo genérico y me explico. El que yo no pueda bajar las ventanillas de mi buga no es por la crisis, aunque juega su papel, el que no pueda es debido a mi mala gestión financiera y no de ahora, sino de antes. La crisis sólo no me ha ayudado a mantener abierto el agujero negro que ya tenía de antes. Entonces y como se ve, todos caemos en generalizar las culpas. La culpa es de ésta mierda de coche o del mecánico de la última vez que es un manazas, o  es culpa de la crisis o del Rajoy o de los recortes.

                              Queda claro que todos aprovechamos un poco o un mucho la coyuntura actual para salirnos de rositas  y como veis yo soy el primero que lo hago. Si fuí un desastre pues lo fuí y eso tengo que corregirlo y estoy en ello y por la crisis si sé que me costará más levantar la cabeza, pero cada cosa en su justo punto y no hagamos demagogia. De todas maneras a todo se le encuentra su punto y como en los últimos meses he engordado un poco, pues me dije, no viene tan mal sudar como un cerdo y ya me quedé más conforme y tranquilo. Empapado como un pollo pero más relajado. ¡Joder! que fácil es caer en la demagogia, que fácil es echar la mierda fuera y lo más curioso que ya nos hemos adaptado a ésta forma de actuar, bueno es la que vemos cada día y ya sabeis, lo malo se aprende muy fácil...quizá demasiado fácil.

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JULIO CORTÁZAR