LA CEREBROCTOMÍA TOTAL

   Miércoles 16 de octubre y hoy luce el sol en todo su esplendor y sin cortarse un pelo. Hoy me siento 8, de la escala del 0 al 10 o quizá un 7, pero no más ni menos. En cambio de empanada mental me pongo un 10, por lo menos de momento. A veces pienso que en mi vida de asueto, debía pasarme como en el curre y tener que pasar de 0 a 100 en un segundo, para quitarme de un tirón esa costra morriñenta y llena de legañas de color miel o meliráceas. Porque es lo que tiene la vida de pueblo y más en una pequeña Isla, que para que pase algo tiene que venir Mariano Rajoy, por lo menos.

                                    Hoy y no sé el porqué, el asunto va de gafas, quizá sea porque las mías están opacas y rayadas. Pero el caso es que pensaba que no sólo se usan gafas para corregir los deficits visuales, sino que hay otro tipo de gafas. Son gafas invisibles a nuestra penosa vista humana, pero existir existen, me lo dijo el pajarito de Nicolás Maduro, el lindo pajarito Hugo Chavez, que por cierto también usa chandal con la bandera venezolana. Bueno pues pensaba, que hay gente que usa esas gafas invisibles por distintos motivos, unos se las ponen y así sólo ven pasta o guita, otros  sólo ven su ombligo, otros más, sólo ven tías en pelotas y otros, sólo ven defectos en el otro y un largo etc... Como veis cada uno cubre su déficit o su paranoia, el problema está, cuando se juntan varios defectos en su cerebro, porque de momento no hay lentes progresivas para solucionar éste tipo de deficits y sólo hay una solución quirúrgica, la Loboctomía radical o mejor dicho la Cerebroctomía total, que no les queda ni una pizca de cerebro, que es mejor prevenir que lamentarse después. Y para que se sientan útiles, se les pone en una esquina a vender cupones de los ciegos, por ejemplo y así se solventaría el problema de la Once, que carecen de ciegos verdaderos. Que ya está bien de que los golosos se aprovechen de los ciegos, que como no ven, van esos golosos o también mal llamados diabéticos y les quitan su puesto de trabajo, el
ser vendedor de la Once. ¡Joder que los golosos monten su propia organización!.

         

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JULIO CORTÁZAR