
Quejarse de todo, es innato a
nuestra condición humana. Nos quejamos, por ejemplo, cuando nos
levantamos temprano. Tambien nos quejamos si
nos levantamos antes en la hora, como si es en la hora programada e igualmente, si nos despertamos tarde. Esto es pura condición humana, la llevamos
marcado en nuestra constitución genética. Si llueve, porque me mojo. Si hace sol, porque no llevo gafas de sol. Si está nublado, porque quería verlo claro. Si hace viento, porque el viento me altera y además me despeina, etc...
Hoy en mi curre, salí de una guardia de 24 horas, agotado y cansado, pero a la vez muy contento. Ayer por el día, tuvimos tres asistencias muy banales y patateras, en cada una de ellas, salió como correspondía, el comentario de siempre: "Para esto, necesitan avisar a una UVI Móvil". Esto era cierto, pero es verdad que nunca estamos contentos, pues era verdad, la futilidad de los tres avisos, pero al mismo tiempo esto debía de ser un alivio, no has tenido un buen marrón y eso siempre es de agradecer.
La noche, por suerte, fue tranquila. No tanto para mí, pues me costó conciliar el sueño y no caí en los brazos de morfeo hasta las 3 de la mañana. Me levanté de motu propio, a las 7,30. Hice mis meadas y lavativas, y a las 7,44, hice lo que nunca hago, me lo pensé dos veces y no tres. Me fijé en la hora y me dije para mis adentros que sólo quedaban 15 minutos para salir y me dejé llevar por el ansia y las ganas y ya no me pude reprimir más y comenté en alto a los compañeros: "Ayer tuvimos tres avisos, menos mal que nos respetaron el resto de la guardia" !!Que se me ocurrió decir!!, la cagué y sin quitarme el pantalón, no pasó un sólo minuto y sonó el teléfono con toda su urgencia y nos mandan para un buen marrón. La cosa fue complicada y más que se complicó. La asistencia desde las 7,45 se prolongó hasta las 10. En éste aspecto rompí una norma básica, no se debe hablar nunca, pero nunca, de lo bien que nos va, por lo menos hasta que no tengas in corpore presente, a tú relevo.
Volviendo al tema que toca. Al salir a atender a una asistencia tan grave, aquí hay que poner los cinco sentidos y alguno más extra, además de tener que usar toda la parafernalia que se usan en las emergencias médicas . Y esto supone concentración y tiempo, mucho tiempo, en concreto éste servicio nos llevó 2 horas y 15 minutos. En éste caso, aparte de la mala suerte, pues quedaban 15 minutos para realizar el cambio de turno, dada la gravedad de la asistencia, empiezan los comentarios sobre éste tipo de actuación: !menudo marrón!, ya podía no ser nada y así haríamos el cambio a la hora que toca y ya estaríamos cada uno en su casa,...Como si el esnafrado eligiera esa hora para jodernos.
En conclusión, si los avisos son banales, el problema está en su propia banalidad y como somos, en éste caso, "grandes especialistas de las emergencias médicas", que pintamos en este tipo de asistencia. Y si el aviso es una emergencia real, el problema está en la gran trabajera que nos queda y la mala suerte que tenemos por caernos este aviso a la hora que no toca. La cuestión está de nuevo en quejarse de todo.
Claro que, los hay más propensos a quejarse de todo. Algunos llevan la queja hasta la extenuación, se hacen cansinos y jartibles y te hacen perder los nervios .Esto se puede deber a dos causas: una, que se quejen porque son de por sí, unos auténticos coñazos y la otra causa se debe, a que para templar sus nervios, tienen que vomitar todo lo que llevan dentro y hacia los demás, claro. En definitiva, tener el punto medio, el del equilibrio imperfecto, el perfecto no existe, el ser lo más objetivo posible, el no demostrar tús nervios y el mantener una actitud y compostura acorde con la situación y que en situaciones extremas, se hace cuando menos que imprescindible mantener, no es tarea fácil, no lo es.
Como veis en todos los sitios cuecen habas y el tema en conclusión es el mismo. ¡Quejarse, siempre quejarse!.
Hoy en mi curre, salí de una guardia de 24 horas, agotado y cansado, pero a la vez muy contento. Ayer por el día, tuvimos tres asistencias muy banales y patateras, en cada una de ellas, salió como correspondía, el comentario de siempre: "Para esto, necesitan avisar a una UVI Móvil". Esto era cierto, pero es verdad que nunca estamos contentos, pues era verdad, la futilidad de los tres avisos, pero al mismo tiempo esto debía de ser un alivio, no has tenido un buen marrón y eso siempre es de agradecer.
La noche, por suerte, fue tranquila. No tanto para mí, pues me costó conciliar el sueño y no caí en los brazos de morfeo hasta las 3 de la mañana. Me levanté de motu propio, a las 7,30. Hice mis meadas y lavativas, y a las 7,44, hice lo que nunca hago, me lo pensé dos veces y no tres. Me fijé en la hora y me dije para mis adentros que sólo quedaban 15 minutos para salir y me dejé llevar por el ansia y las ganas y ya no me pude reprimir más y comenté en alto a los compañeros: "Ayer tuvimos tres avisos, menos mal que nos respetaron el resto de la guardia" !!Que se me ocurrió decir!!, la cagué y sin quitarme el pantalón, no pasó un sólo minuto y sonó el teléfono con toda su urgencia y nos mandan para un buen marrón. La cosa fue complicada y más que se complicó. La asistencia desde las 7,45 se prolongó hasta las 10. En éste aspecto rompí una norma básica, no se debe hablar nunca, pero nunca, de lo bien que nos va, por lo menos hasta que no tengas in corpore presente, a tú relevo.
Volviendo al tema que toca. Al salir a atender a una asistencia tan grave, aquí hay que poner los cinco sentidos y alguno más extra, además de tener que usar toda la parafernalia que se usan en las emergencias médicas . Y esto supone concentración y tiempo, mucho tiempo, en concreto éste servicio nos llevó 2 horas y 15 minutos. En éste caso, aparte de la mala suerte, pues quedaban 15 minutos para realizar el cambio de turno, dada la gravedad de la asistencia, empiezan los comentarios sobre éste tipo de actuación: !menudo marrón!, ya podía no ser nada y así haríamos el cambio a la hora que toca y ya estaríamos cada uno en su casa,...Como si el esnafrado eligiera esa hora para jodernos.
En conclusión, si los avisos son banales, el problema está en su propia banalidad y como somos, en éste caso, "grandes especialistas de las emergencias médicas", que pintamos en este tipo de asistencia. Y si el aviso es una emergencia real, el problema está en la gran trabajera que nos queda y la mala suerte que tenemos por caernos este aviso a la hora que no toca. La cuestión está de nuevo en quejarse de todo.
Claro que, los hay más propensos a quejarse de todo. Algunos llevan la queja hasta la extenuación, se hacen cansinos y jartibles y te hacen perder los nervios .Esto se puede deber a dos causas: una, que se quejen porque son de por sí, unos auténticos coñazos y la otra causa se debe, a que para templar sus nervios, tienen que vomitar todo lo que llevan dentro y hacia los demás, claro. En definitiva, tener el punto medio, el del equilibrio imperfecto, el perfecto no existe, el ser lo más objetivo posible, el no demostrar tús nervios y el mantener una actitud y compostura acorde con la situación y que en situaciones extremas, se hace cuando menos que imprescindible mantener, no es tarea fácil, no lo es.
Como veis en todos los sitios cuecen habas y el tema en conclusión es el mismo. ¡Quejarse, siempre quejarse!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario