No es que fuera un héroe o un superman, no, lo que pasaba
es que tonto no era y como diera la más mínima señal de debilidad y
dejara entrever, que era cierto lo que ellos pensaban, iban a empezar a
tirar del hilo y esto seguro, que llevaría el mismo derrotero que antes,
a hostia limpia. Y además que el hilo nunca tendría un final, siempre habría
algo más que sacar. Así que no fue por no cantar, ni por ser un héroe
de leyenda, simplemente lo fue, por puro instinto de supervivencia.Toda ésta película duró tres días. A mi parecieron tres años. Así pasaron los dias, y yo ya estaba cómodo en el túnel del miedo y para mi la esperanza ya había huido y hacía tiempo. Pero llegó el día, siempre llega cuando estás con el agua en el cuello, y nos anunciaron que iríamos al Juzgado. Yo no me lo creía. En ese momento era un desconfiado, me enseñaron a serlo con sus tretas, primero una buena noticia y despues una buena hostia, así que yo prefería la hostia directamente, sin preámbulos, sin vaselina, !estaba harto de ese juego!. Cuando nos metieron en el furgón de la policía, ahí empecé a notar como el ánimo me calentaba, como las sienes me latían, como sudaba y me aceleraba y como mis pupilas se dilataban. Todos eran signos de que mi alma se llenaba de vida y que ésta había entrado por una rendija, por la rendija que la esperanza, siempre deja.
Despues, fueron trámites y más trámites, declaraciones y mentiras y el resultado fue, el que ya se sabía, ibamos directos a la cárcel y por asociación ilícita. Nos llevaron a la Cárcel de A Coruña, la que está al lado de la Torre de Hercules. Bendita Torre que ilumina el mar todas las noches, pero en éste caso, también iluminaba a los que estábamos entre rejas. La entrada en la Cárcel, fue de curiosidad sana. El miedo había quedado en Santiago, dibujado en las paredes de la comisaria, ahora tocaba ver, mirar, observar y callar. Concentrarse en todo y en los pequeños detalles, fotografiar el entorno y quedarse con los semblantes.
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