Si a través de la red o de una carta, a ti te llega una mala onda, ¿qué haces?. Lo dejas estar y como si aquí no pasase nada o ¿la contestas?. Supongo que depende, que depende de la mala onda, de si es muy expansiva y destructiva o si es lo contrario, una pequeña vibración negativa. Y por supuesto depende del momento en que te encuentres, de si estás para guerras dialécticas o necesitas silencio. Bueno, pues con estas cuatro cosas, me toca jugar, cuatro cosas de dos monedas, la cara A y la cara B de cada moneda y que simplemente puedo y debo tirarlas al aire. Después pueden salir diversas cosas, por ejemplo, que sea una onda muy explosiva, pero yo, en éste momento sólo quiero el silencio, y entonces tendría que pararme a ver cual de ellas tiene más peso. Y al revés y por supuesto, también vale.¿Y si lo que te mandan se pasa de tono, pero su fondo es cierto?,. pues nada ya tienes una buena comedura de coco para los próximos días y tendrás que discernir perfectamente entre lo superfluo del mal tono y lo verdadero de tu comportamiento. Porque aquí pesa más el fondo y el fondo es el que te toca la fibra sensible y eso si es que realmente le quieres dar una salida, sino es mejor desviarlo todo, hacia tus desacuerdos sobre el tono. O sea y en definitiva, o entras a trapo y trapo es verte desnudo y sin tapujos, o dejas que la cosa resbale y para ello no hay mejor forma, que ofenderte por el tono de la otra persona.
Dicen que si uno no quiere nadie se pelea, bueno así dicho puede. Pero eso es lo difícil, el no entrar a muerte con algo que te ofende, aunque los argumentos de la ofensa sean ciertos y a ti, lo que en realidad te ofende, son las formas y maneras. Pues eso, aquí lo dejo y lo dejo pensando que yo no me voy a ofender por el tono, me quedaré con lo importante y que en éste caso es, hacerme una profunda y desgarradora autocrítica. Y no es fácil hacerse el harakiri mental, es más difícil que el corporal.
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