Y ya ves, ya ves que avanza el día y son las 4 de la tarde y yo aún sin vestirme ni quitarme el chandal, el chandal que para todo vale, vale para hacer deporte, vale para ser marujón o marujona de casa, vale para echar discursos políticos e incluso puede llevar incluido, los colores de la bandera. Que bonito forrarse de tela patriótica y dormir con ella y levantarse sudado y seguir llevándola, y hacer un poco de deporte y después unas cuantas birras de aperitivo y seguir con el chandal, pues ya va haciendo costra sinérgica y ya se mimetiza contigo y a la costra hay que cuidarla y así duermes la siesta más calentito y bajo la protección de la bandera y de la buena coraza que has criado.
Es verdad que el hombre se hace y se hace según las costumbres y si uno tiene el hábito de envolverse bajo una bandera en forma de chandal, pues nada, el sudor crea capas de piel nuevas y a modo de capas de cebolla y eso es lo que pasa, que si el chandal no tiene rica sustancia, no sirve para nada. Un chandal que se precie, tiene que tener solera y sirve para eso, sirve igual para un roto que para un descosido o sea y repito, sirve para todo. La bandera a veces se cambia y hay quién la usa en forma de marca pija, ya sea Adidas o Nike o también en forma de bandera patriótica y como ejemplo más ejemplar, tenemos a nuestro camarada Maduro, que sigue la estela de su pajarito Chávez..Yo, en mi chandal tengo bordada la bandera gallega y el escudo de los hermanos Maristas de Vigo, para eso sufrí su tortura y superpuesta llevo la bandera de España y un copón con la hostia bendita, que no se que pinta, pero suena muy bien o más que bien y además, me hace ser mejor cada día y dejo un sitio pequeñito, para una foto de Cádiz con su torre de Tavira y otra de Menorca con su agua bendita, y así en mi chandal llevo todo lo que quiero, llevo mi alma y mis sitios preferidos, sólo me falta llevar una foto de Jennifer López, que con ese nombre, Jennifer y ese apellido tan inglés, López, pues nada y pues eso, yo sólo quiero su cara grabada en mi chandal y su cara entre banderas y efluvios añejos. Eso es lo que más quiero y por tanto lo que más deseo.
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