CARA Y ALMA

Y ya son las 3 de la tarde y como siempre el tiempo no perdona. A mi un día no me llega ni para mirarme al espejo y eso que me miro poco, me miro poco pero me intuyo mucho. Pues a veces no hace falta que me ponga delante del espejo para saber como estoy, si estoy bien, mal o estoy regular, me llega con sentirme y si me siento bien, ya puede caerse el mundo.

Y ya puede venir un imbécil tocapelotas a decirte, ¡joder que mala cara tienes!, que yo estando bien me resbala, es más cuando hay un cretino que me dice eso y en realidad estoy pletórico, yo tiendo a pensar, que el que está realmente mal es el tío que te lo dice o que ha recibido un fuerte golpe en la cabeza y se le ha desprendido la retina, de ciego que está. En cambio si estás mal, un comentario semejante te deja hecho polvo y jodido para todo el día, porque el tío te arruina por dos veces, porque realmente estás hecho una mierda y por el esfuerzo que has puesto en disimular tu estado.

Claro que después los hay que se gustan ver sufrientes y atormentados y les encanta exagerar sus rasgos, vamos los que van derramando las penas por donde pasan. A mi a estos elementos me encanta hacerles lo contrario de lo que ellos quieren, pues ellos les gusta oír lo que quieren oír, ¿que te pasa?, ¿te encuentras mal? y así el tío coge carrerilla y te casca su rollo penoso. Como decía yo les digo lo contrario, ¡coño que bien te veo hoy! y el tío te dice, si tú supieras, pues me pasó esto y ... y antes de que siga, le interrumpes y le espetas, pues yo te veo mejor que nunca y además tengo mucha prisa, así que hasta luego, por no decir hasta nunca.

Cuando me encuentro muy bien, hay veces que no me lo creo y entonces necesito alguna prueba física que me avale y ahí tengo que acudir en ayuda del espejo y comprobar que mi cara está como mi alma, pletórica. Queda más que claro que soy de esa vieja escuela que dice, que la cara es el espejo del alma y no importan las ojeras, ni que estés demacrado o tengas un herpes labial, lo que importa es el halo, el halo que desprende tú cara. Si hay halo, es que tu alma está encendida y combustiona correctamente y sino hay halo, es que tu alma es un alma en pena y que no quiere salir de su refugio.

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JULIO CORTÁZAR