EL PARTIDO

Hoy quedé para ir a jugar al Pádel y ahora está lloviendo. De momento no llueve mucho, pero si sigue no quedará otra que aplazar el partido. Debe ser que me estoy volviendo blandengue, antes iba y aunque llovieran chuzos de punta. Yo empecé a jugar al Padel como terapia, pues me fui aficionando a jugar cuando salía de guardia. Era una forma de librarme de los fantasmas, de los fantasmas que había recogido en la guardia y de aquél parado que me miraba con sus ojos midriáticos o de aquél accidentado que de espachurrado no podía salir del coche, en fin de todos los monstruos que uno puede recopilar en un trabajo como el mío.

Y más en tiempos y lugares como aquellos, pues a Cádiz lo quiero por muchas cosas, pero en el curre aquello era peor que Corea, no se paraba en las 24 horas. Y entonces que mejor terapia que ir a dar unos paletazos y así descargar toda tú ira.. Lo de salir por la mañana y irte a sobar, era un fracaso estrepitoso, pues te llevabas a todos los monstruos a tu cama y aquello no era dormir, eran pesadillas siniestras. O sea que por un lado me puse a jugar al Padel, porque me entusiasman todos los deportes de raqueta, y por otro lo usé como terapia. Los mismos que salíamos de guardia jugábamos y llegó un momento que aquello se hizo tan necesario, que jugábamos hasta en medio de una galerna.

Me acuerdo de partidos memorables, encharcados hasta la rodilla y chapoteando como patos en el agua. La pelota en cambio de botar flotaba y en eso consistía la cosa, en que la pelota no podía tocar el agua, sino era punto perdido. Y como siempre me pasa, de vez en cuando se me olvidaba en casa la ropa de jugar, pues nada, para eso estaba el uniforme, para empaparse de agua. Tiene guasa la cosa, pues el Padel es un deporte un tanto de señoritos o empezó siéndolo y de aquellos aún lo era y entonces ver a un tío de uniforme jugando al Padel y empapado hasta las trancas, pues que no cuadraba mucho que digamos. Vamos no cuadraba para los demás, para mi cuadraba perfectamente.

El caso que hoy sigue lloviendo y quedan menos de 2 horas para el evento. Es la lucha, entre que no me apetece mojarme y entre que si los demás van, yo no me quedo atrás. Nunca me he quedado atrás y no me voy a quedar ahora, por eso espero que se rajen antes los demás, yo tengo que seguir manteniendo mi fama de incombustible. Bueno ya os contaré en que acabó la cosa, pero que quede claro que si no voy, es porque los demás se han rendido y ¡que conste en acta!
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JULIO CORTÁZAR