LAS COSAS CLARAS Y EL CHOCOLATE ESPESO

El día se presenta más o menos agradecido, hace calor pero sopla viento del Norte, viento fresquito y que disminuye la sensación térmica de calor. Y espero que siga soplando y que nadie ni nada lo pare. De todas formas hace demasiado calor para poder sobar tranquilamente y además las moscas están al acecho y mientras dormía había dos moscas que no pararon de tocarme los cojones. Ahora empieza su cuesta abajo y antes de quedarse tiesas, les gusta ser unas tocapelotas.

Eso también le pasa a alguna gente, que cuando empiezan a notar su declive físico, no hacen otra cosa que dar por el culo. Son las llamadas moscas cojoneras y lo peor es que cuanto más  caso se les haga, más te tocan los cojones. La verdad es que al final no sabes bien de que van, si todo es producto de una enfermedad hasta ahora desconocida o es una variante de querer sentirse el centro de la tierra. Yo me inclino más bien por esto último, porque el declive físico aumenta claramente su egocentrismo.

Pero esto nadie se atreve a decirlo y todo son paños calientes hacia éstas personas y venga a buscar causas y razonamientos y posibles tratamientos. Y el único tratamiento que le dan es el adormecer a éstas personas y para que piensen lo menos posible, porque si piensan mucho dan más la vara y desquician a su entorno. Así de duro es el tema y todo por no decir claramente que o espabilan o como sigan así, nadie les va a hacer puto caso. Las cosas claras y el chocolate espeso y tantas tonterías son como los árboles que no dejan ver el bosque.

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JULIO CORTÁZAR