Alma... alma...¿de qué te quejas tanto?
si ahora tienes la placidez de la mar en calma,
si las noches se adornan de guirnaldas,
y si hasta las amapolas se inclinan a tu paso,
dime alma...
¿de qué te quejas tanto?
si lloro, porque lloro,
si amo, porque amo,
si siento es porque tengo dentro,
pero tú, alma...
sé que en el fondo me rechazas,
pues cuando siento, alma mía,
noto que tus manos están frías,
y que no me abrazas,
ni siquiera me acompañas en el mismo sentimiento,
tus palabras, son miedo y angustia,
y las mías, son darle un beso a la vida,
y yo te quiero, alma mía,
y además sé que volverás a ser mía.
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