BIEN, MAL O REGULAR

Hoy estoy celebrando el día de Purísima Concepción y como es festivo, he decidido sobar hasta donde me diera la gana y claro, me dieron las 11 de la mañana. Me he ido a desayunar como es pertinente, he dicho las mismas tonterías que digo siempre en el bar y me he zampado una tostada con aceite y tomate y dos cafés con leche y por supuesto, eché una ojeada al periódico local. Que debe ser por rutina el que pase las páginas del periódico a toda hostia, pues no hay forma de encontrar una noticia en la que te puedas parar un rato.

Y ya está, ahora son las 12 de la mañana y el día está para comérselo, luce el sol y el viento se ha sosegado. Después del temporal, viene la calma y si todo está en calma, yo estoy en calma. Hoy me vengué del mal sueño y creo que me despaché a gusto. Hoy debía ir a  misa y encender una vela en honor de la Virgen Purísima, porque quietos y paraos, ya no es pureza, es puretísima. Quizá exagerando las cosas hasta su extremo, sea una forma de decirnos que en eso se diferencia lo divino y lo humano.

Porque en lo humano no hay ísimos, ni ísimas, hay hacerlo bien o hacerlo mal y lo de muy bien o lo de muy mal, es un aditivo que algunos le ponen, por esa necesidad que tienen algunos seres humanos de exagerar, pero que en realidad el mundo funciona entre el hacerlo bien o el hacerlo mal. Lo de hacerlo regular, también es otro añadido que se pone para que el que está en entredicho no se sienta ofendido. Pero cuando se dice tú lo has hecho regular, es una forma de decir que lo has hecho mal y como hay seres delicados en que todo les afecta, pues se les ha añadido en su honor,
 el término con aires claramente salomónicos, de regular.

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JULIO CORTÁZAR