FELICES, FELICES

Para felices felices debieron ser los años 20, todo un desdoque, todo abundante farlopa, todo wisky a destajo, todo bailes con música buena y la estética, la estética era una pasada, era romper todos los moldes que existían de aquellas. Pero bueno, eso es lo que ponen los anuncios  y la películas que se basan en aquella época y supongo que como pasa ahora, que nos venden la parte vendible y nos ocultan la parte más lastimera. Siempre ha pasado lo mismo, nos doran la píldora a nuestro gusto y vamos y nos lo creemos.

Bueno, en parte está bien y porque si no te haces un poco el imbécil te tienes que hacer espartano y lo que crees va a misa y lo que no crees, es pasto para los infieles. A veces hay que hacerse un poco el tonto y sabiendo que es mentira lo que te cuentan, te tienes que dejar llevar un poquito. O sea hay que relajarse y aunque estés en un mundo hipócrita, hay que saber disfrutar de ese puente maravilloso aún a sabiendas que en su construcción murieron miles o millones de esclavos y digo puente, como podía decir las Pirámides de Egipto y digo puente, como podía decir acueducto romano o el mismo Machu Pichu.

Porque en el fondo la belleza es la belleza y como los que nos dominan no son tontos, pues eso, que no conlleva el que pierdan el gusto por las cosas. Lo hecho echo está y a pesar que hubo derramamientos de sangre, lo que nos gusta nos seguirá gustando y a pesar de los pesares, nos seguirá gustando con sus peros y matizaciones. Nosotros los humanos también construímos cosas guapas y hay que reconocer que la clase pudiente hizo verdaderas virguerías a base de que lo curren los pringaos de siempre. Pero bueno nada que llame demasiado nuestra atención, pues en los tiempos actuales aún hay guerras donde el pueblo es la carnaza de la muerte y sobre millones de cadáveres se construye posteriormente el edificio más carismático del bando vencedor.

Ya se sabe, un territorio reconquistado, unos trapos al aire, que algunos llaman banderas, un himno patriótico que ensalce los atributos más sentimentales y verduleros y hala como borregos, todos contentos y venga desfiles militares y venga sonidos de botas y venga a diferenciarnos los unos de los otros. La verdad es que no sé donde voy con éste discurso, porque hoy está de moda, la diferencia basada en temas estéticos y superfluos, pero yo como voy a contracorriente, éste discurso me pone y me pone cachondo hasta la médula.

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JULIO CORTÁZAR