CREO QUE NO...

Yo soy de los que digo, no me puedo quejar y a continuación y sin que medie una pausa, me quejo sin más. Tengo esa jeta o tengo esa coraza especial que solo poseemos los que tenemos más cara que espalda. Algunos simplemente le llaman tener jeta, sin más. La verdad es que hasta hace poco me sentía indemne de ese mal y no sé muy bien el porqué, quizás sea un tema defensivo y por tanto, que no quiera verme a través de mi espejo vital. Borrón y cuenta nueva, como siempre hice y con dispares resultados.

A veces me salió bien la estrategia y en cambio en otras, me salió el tiro por la culata y acabó estampándose en mi puta cara como una granada de mano. Él me salió bien es un decir, pues el efecto boomerang hay que contarlo y sopesarlo, pues todo lo olvidado, después vuelve con más fuerza. O sea que menuda mierda de estrategia me he montado para andar por la vida, hubiera sido más fácil ser un tío sensible y delicado sin más florituras, un tío apocado, un tío tímido y callado, un lechugino que nada dice, un tío amorfo y sintético, un tío de puto plástico, en fin, un tío metido para sus adentros y hasta sus ancestros.

 Mejor me hubiera ido por la vida, por lo menos nadie se fijaría en mi cuerpo casi decrépito y menos en mi personalidad esquizofrénica. Sería un tío sin más en un mundo que no da para más, sería una hormiga más del hormiguero, una oveja que  bala menos que las demás, un insulso, un desaborío, un imbécil más entre los demás imbéciles, pero eso sí, no sería un objeto diana y el estar expuesto a que me lancen todos los dardos envenenados. Pero la pregunta está: ¿en que si yo seguiría siendo yo y tal como soy ahora?. Pues creo, que no...

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JULIO CORTÁZAR