Algunas veces me sorprendo, me sorprendo con esa vieja que no puede cruzar la calle y llega uno de esos que se dedican a sembrar el bien por donde vayan y le ayudan a cruzar la acera. ¡Qué bonito!, ¡ qué romántico!, ¡ qué bucólico!. Un aplauso, pues esos tíos supermanes necesitan un aplauso y un reconocimiento social. Yo desde aquí y desde ésta silla, quiero mostrarles mi agradecimiento, por el bien social y por el bien de la vieja. Y claro, que me sorprendo, porque en el fondo yo no sería capaz de hacerlo, porque antes le preguntaría a la vieja, si merece la pena que la salve.
Quién sabe lo que pasa por la cabeza de la gente y a lo mejor la vieja estaba hasta los huevos de todo y había decidido, acabar con su vida y vas tú y le jodes su epitafio. Si siempre dije que hace falta respecto y sino lo dije antes, lo digo ahora. Respecto a las decisiones humanas y por eso insisto, en que antes hay que preguntar lo que quiere hacer con su vida. A veces te encuentras con un viejo en silla de ruedas y por su mirada y por su postura, ves que solo te está pidiendo un empujoncito y venga cuesta abajo y a toda hostia.
Y si te cabe alguna duda, pues siempre tienes la alternativa de pedir el ojo de Halcón. Nunca falla y siempre acierta. El ojo de Halcón, es infalible.
Quién sabe lo que pasa por la cabeza de la gente y a lo mejor la vieja estaba hasta los huevos de todo y había decidido, acabar con su vida y vas tú y le jodes su epitafio. Si siempre dije que hace falta respecto y sino lo dije antes, lo digo ahora. Respecto a las decisiones humanas y por eso insisto, en que antes hay que preguntar lo que quiere hacer con su vida. A veces te encuentras con un viejo en silla de ruedas y por su mirada y por su postura, ves que solo te está pidiendo un empujoncito y venga cuesta abajo y a toda hostia.
Y si te cabe alguna duda, pues siempre tienes la alternativa de pedir el ojo de Halcón. Nunca falla y siempre acierta. El ojo de Halcón, es infalible.
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