Se acerca el Carnaval y la verdad es que yo tengo sentimientos contradictorios respecto al Carnaval. Por un lado me gusta por ser una fiesta pagana, ¡qué alguna teníamos que tener!, no? y porque muchos le echan imaginación a la cosa. Pero (siempre hay un pero) tengo que reconocer que no es mi fiesta, que nunca me divertí mucho disfrazándome y eso que insistí en el tema, hasta que un día se me encendió la única luz que queda en mi podrido cerebro y me dije: no te obligues, que a ti no te gusta. Y como superman cambia su traje, yo igualmente me liberé de esa tontería.
Desde esa me siento mejor, como más libre y más ligero, además teniendo muy claro: ¡qué se disfrace tu puta madre!. En general me agobian las muchedumbres y si además van pasadas, me entra el yuyu. Pero por ejemplo el Carnaval de Cádiz tiene un pase, se vive y eso contagia. Y esa ironía que hacen con las letras, tiene mucho de arte. Yo creo que me gusta más los preámbulos de los Carnavales, porque todo dios está un poco excitado y algo desmadrado y eso siempre me gustó, que la gente se salga por la tangente.
De mi tierra gallega recuerdo especialmente uno, pero porque lo pasé fatal. Creo que era en el pueblo de Verín y allí van disfrazados de "formigueiros" o sea de tíos que iban echando hormigas a la gente y bueno y también dando unos cuantos palos o azotes. Pero un mes antes tienen a las hormigas muertas de hambre y un mes después, las sueltan y precisamente es en los Carnavales, pero te las van metiendo por el cuello, por la espalda o por el culo o por donde pueden y meten cada mordisco que lloras de dolor. Y una vale, pero cientos de ellas sobre tus partes no te produce precisamente gusto. Pues entre las putas hormigas y los putos palos con que nos daban con todas sus ganas, esa noche fue amargura pura y dura.
Desde esa me siento mejor, como más libre y más ligero, además teniendo muy claro: ¡qué se disfrace tu puta madre!. En general me agobian las muchedumbres y si además van pasadas, me entra el yuyu. Pero por ejemplo el Carnaval de Cádiz tiene un pase, se vive y eso contagia. Y esa ironía que hacen con las letras, tiene mucho de arte. Yo creo que me gusta más los preámbulos de los Carnavales, porque todo dios está un poco excitado y algo desmadrado y eso siempre me gustó, que la gente se salga por la tangente.
De mi tierra gallega recuerdo especialmente uno, pero porque lo pasé fatal. Creo que era en el pueblo de Verín y allí van disfrazados de "formigueiros" o sea de tíos que iban echando hormigas a la gente y bueno y también dando unos cuantos palos o azotes. Pero un mes antes tienen a las hormigas muertas de hambre y un mes después, las sueltan y precisamente es en los Carnavales, pero te las van metiendo por el cuello, por la espalda o por el culo o por donde pueden y meten cada mordisco que lloras de dolor. Y una vale, pero cientos de ellas sobre tus partes no te produce precisamente gusto. Pues entre las putas hormigas y los putos palos con que nos daban con todas sus ganas, esa noche fue amargura pura y dura.
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