DEBAJO DE LA PARRA

La 1 y media de la tarde y no sé que hacer. Estoy perdido entre mares de dudas, si me pongo a la faena de la comida o me dejo llevar por las letras. No sé, hoy hay una luz especial y supongo que será por el Eclipse o porque yo estoy raro o por las dos cosas, porque raro ya soy de nacimiento y un eclipse tiene que influir en mi forma de ser y simplemente me agudiza mi rareza. Quizá los astros se conjuren o hagan un pacto y nada más que para joderme el día. Pero bueno, lo que queda más que claro, es que estoy buscando excusas para no tener que hacer la puta comida...

Es que a mi los cocina como que no, que no soy un master chef de la vida y me importa un carajo los pimientos fritos con tomate, vamos, que no soy ningún cocinitas. Que me gusta la buena comida, lo tengo claro, pero también me gustan otras cosas y no por ello tengo que hacerlas. Me gustan las películas de ciencia ficción y no por ello tengo una nave espacial o a un extraterrestre metido en un bote de mermelada, ni a un Allien guardado en el sótano. Me gustan las tías y como se ve, las tías huyen de un sujeto desaprensivo y necesitado, como yo.

Pero quietos y paraos, que yo no me doy pena ninguna. Yo sé que muchas veces me quejo por vicio, porque siempre quiero más y más. Vamos que el que no llora, no mama y ese lema lo tengo demasiado aprendido. Yo quiero todo lo que veo, todo lo que siento y pienso y eso en la viña del señor, no está permitido. En la viña del señor sólo está permitido echarse un polvete debajo de la parra, que por cierto es de los mejores sitios que hay para echarse un polvete. Lo digo yo porque de parras sé mucho.

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JULIO CORTÁZAR