EL DÍA DEL CAOS

Que sí, que hoy es el día del Padre, pero en el fondo me da igual y tal y como si fuera el día de San Valentín o día de los enamorados, me la refaflinfla igual. Yo pondría otro nombre al día y sería que hoy es el día de la Rebelión. Sí, tengo ganas de rebelarme y de decir que no, porque no o sí, porque sí, pero de decir algo que vaya en contradirección o en dirección prohibida. Hoy podía ser un día de estar contra las normas, las leyes, contra las instituciones y contra la oficialidad. Y es que un día al año no hace daño, salvo que le cogiéramos gusto a la cosa y nos diera por darle la vuelta a la tortilla.

Un día sin papeles, un día sin tener que llamar a nadie, ni responder a preguntas, ni de hablar con amigos ni enemigos, ni de que te pidan responsabilidades, en fin, yo pediría un día así, un día del CAOS. Coges el buga y te vas conduciendo por el carril contrario y en plan kamikace, coges los libros y haces una pira con ellos, coges la cama y la tiras por la ventana, coges los sueños y te haces un abrigo con ellos, coges un camión y lo dejas cuesta abajo y sin frenos. Coges a los sentimientos y los entierras vivos y crujientes y para que se jodan bien jodidos.

Rebelarse  es muy sano y además baja el Colesterol de tu cuerpo, vamos que es como un Danone de los buenos, de los 0,0 y sin azúcares añadidos. Un día sin recados, ni cosas pendientes que tienes que hacer hoy y que además no haces y porque en el fondo eres un puto vago de mierda que te gusta vivir del cuento de la spa boba, pero que en un día como el de hoy, el día del CAOS, no tendrían cabida los remordimientos ni los arrepentimientos. Sería un día en que harías lo que te saliera de los cojones o de los ovarios y al libre albedrío.