LA MODA TALIBANA

Con tanto contar historias y historias, al final no sé donde me encuentro, si yo soy como el Sol, un gran astro y que a mi alrededor todos giran sobre mi o yo soy uno más de los que giran alrededor del Sol. Lo que yo sé, es que a mi no me hace falta girar alrededor de nadie, ya tengo bastante con lo que giro yo solito. Me llega y me sobra, porque a veces de tantas vueltas, me mareo y me entra el vértigo y entro por un agujero negro y salgo en Mesopotamia, que hay que ver como están dejando esas tierras los del Estado Islámico, sin gente y sin historia.

La verdad es que es un buen ejemplo a seguir, sales con un gran mazo a la calle y cosa o persona que no diga: ¡Viva Alá!, pues le machacas el cráneo o la dejas hecha arenilla. ¡Coño! que con tanto infiel que hay por ahí suelto, el mundo se está convirtiendo en un peligro. Con lo bien que sienta la fe religiosa, lo que bien que te queda y ya no hablemos de esas barbas llenas de piojos. La moda Talibana consiste en un turbante enrollado sobre tu cráneo, unas barbas inmundas y tratadas con mucho desaliño y una puta túnica de tela de esparto y los huevos al aire, que los calzoncillos son una moda impuesta por Occidente. Y en las tías, más de lo mismo, pero añadiendo un Burka, un maravilloso Burka que casi no te deja ni ver.

Lo demás es muy sencillo, al ladrón se le cortan las manos y para que no pueda robar más con ellas. Al que se sobrepasa con palabras obscenas y guarras, se le arranca la lengua de cuajo. Al que tiene malos pensamientos se le extirpa el cerebro. A la mujer que es infiel se lea arranca el Clítoris con unas tenazas. Al que no acude a rezar a las Mezquitas, se le empala mirando a la Meca. Y al que le gusten los culos, le arrancarán los ojos y le pondrán unos de juguete.

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JULIO CORTÁZAR