UN KIT KAT

Reconozco que si de algo podía presumir, era de la fuerza bruta de mi poder mental. Hasta ahora fue así, era una fuerza de la naturaleza, era un volcán en erupción constante. Ahora en cambio, soy un volcán que está descansando, porque por dentro mi magma sigue hirviendo, pero mi alma de alguna forma me dice que necesito hacer un paréntesis o un kit kat. Y parece fácil, pero sólo es fácil de decir, que no de hacer. Parece tan fácil que a veces me entra la risa, paras de escribir durante unos días, paras de comerte el coco y te tomas unas vacaciones y se acabó el problema.

Pero tengo otro problema evidente, que es el que me acostumbré tanto al escribir, que no puedo dejarlo de un día para otro. Tengo que saber como ocupar su espacio o sea necesito tener otra opciones alternativas y eso ya tiene más dificultades, pues después de casi tres años, ya tengo los dedos pegados al teclado. Eso de abrir tantos frentes de lucha, al final tiene sus consecuencias y mientras tienes claro lo que quieres, no hay problema, pues cada frente que abres, es un obstáculo insignificante.

Pero esa claridad con el tiempo se va borrando y entonces todo problema se va haciendo importante, cualquier problema adquiere forma de gigante y empieza una avalancha de cosas pendientes sin resolver. No sé si al final conseguiré tomarme ese kit kat o puede que siga escribiendo igual pero menos, vamos, que así me relaje por un pequeño tiempo, que me resetee y me limpie mi disco duro. Pero lo que si lo puedo jurar es que volveré por mis fueros, yo no me rindo a la primera de cambio. En peores batallas he estado, en peores pero eso me hace desmerecer la que ahora tengo por delante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR