Hoy me gustaría celebrar algo, lo que fuera y con tal de pasarlo bien y de estrenar traje y sombrero. Traje, nunca tuve, ni traje ni corbata y yo a los grandes acontecimientos siempre acudí arreglado pero con esos tintes rebeldes que más o menos pretendían rechazar lo impuesto. De todas formas la cosa no es para tanto, porque si el ir bien vestido de gala me resultara cómodo, seguro que así me vestiría y sin ningún complejo. Por tanto mi criterio en el vestir, es la comodidad y punto y pelota. Vamos que yo no voy de panfleto andante y como el rey de los principios de la anti moda.
Yo y como diría el otro: sólo quiero ir cómodo por la vida, que para sufrir ya está el Infierno y su puta caldera. Me acuerdo que hubo un curre de médico que me exigían llevar corbata y como por desgracia, no tenía otro, pues tuve que aceptar sus normas, pero relativamente, pues llegaba al curre con corbata, pero a los 5 minutos, ya estaba quitada. Hecha la ley, hecha la trampa y si uno no quiere cumplir las normas establecidas, siempre hay un truco debajo de la manga.
Yo entiendo que la cosa va de la importancia que tú le des a esos hechos. O sea, si llevar corbata te supone tanto, pues es mejor que te la quites cuanto antes y sino, pues sigues con ella y aunque estés incómodo. Pero yo en mi cuerpo tengo dos cosas sumamente delicadas (aparte de los huevos, claro), que son mi pequeño cuello ancho, que no soporta una soga a su alrededor y mis queridos pies también anchos como los de los patos, que no soportan una botas que los compriman y los atenacen. ¡Y eso va a misa y por encima de todo!.
Yo y como diría el otro: sólo quiero ir cómodo por la vida, que para sufrir ya está el Infierno y su puta caldera. Me acuerdo que hubo un curre de médico que me exigían llevar corbata y como por desgracia, no tenía otro, pues tuve que aceptar sus normas, pero relativamente, pues llegaba al curre con corbata, pero a los 5 minutos, ya estaba quitada. Hecha la ley, hecha la trampa y si uno no quiere cumplir las normas establecidas, siempre hay un truco debajo de la manga.
Yo entiendo que la cosa va de la importancia que tú le des a esos hechos. O sea, si llevar corbata te supone tanto, pues es mejor que te la quites cuanto antes y sino, pues sigues con ella y aunque estés incómodo. Pero yo en mi cuerpo tengo dos cosas sumamente delicadas (aparte de los huevos, claro), que son mi pequeño cuello ancho, que no soporta una soga a su alrededor y mis queridos pies también anchos como los de los patos, que no soportan una botas que los compriman y los atenacen. ¡Y eso va a misa y por encima de todo!.
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