Yo pensaba que la vida era un paseo triunfal o eso pensaba de pequeñito. Después la vida y como es así de inteligente, ya se encargó de mandarme muchos mensajes, a veces en forma de palos y en otras, en con telegramas de los que antes tanto se usaban. Por advertencias si que no fue, pues hasta el León de Metro y cuando emitía ese gran rugido antes de la película, me decía: cuidado Brunito que te vas a llevar un batacazo y yo me ponía a temblar como una vela en la butaca del cine. Todo a mi alrededor me pedía cautela, pues todo me decía que despacito se hacen las cosas y en plan hormiguita.
Pero yo, como soy tan cabezón no le hice ni puto caso a tanto mensaje pacifista y es más, me rebelaba contra tanto amor libre y no a la guerra. Bueno me rebelaba de esa manera tan mía, o sea aceptaba una parte del tema (la que más me convenía), creo no, seguro que era la del amor libre y a follar todos como cosacos y lo de no a la guerra, se lo dejaba para quién se lo creía y supongo que después de fumarse un buen canuto. Pero yo a pesar de todo no abandoné mis causas y es más, fuí incorparando más por el camino y al final, tenía una mezcolanza tipo de revoluciones armadas con pausas pacifistas y a veces, hasta aparecía un anti Cristo y todo. Y claro en esa pausa y de nuevo, todos a follar a destajo.
Pero ya de adulto y de señor responsable y que ya iba siendo hora, hubo un día en que se me cayeron todas mis putas utopías al suelo y sólo pude dedicarme a recoger sus trozos. Cogí unos cuantos trozos sueltos, y un poquito de aquí y otro poquito de allá y segui andando por el mundo, pero ahora iba sin traje ideológico protector y por supuesto, empecé a llevar palos por todos lados, parecía como si el mundo se estuviera vengando de mi y por tanta seguridad derramada y por tanta fe en el ser humano y por tanta estupidez por mi parte.
De repente el mundo se volvió oscuro y duro y los Faros de mi vida ya se habían apagado y no hay peor desnudez en éste mundo, que el sentirse fuera de órbita y fuera de sitio. Pero tengo que decir que el paso del tiempo, me dio un premio y casi al final de mis días (aunque aún me puede quedar bastante, pero es por dramatizar el asunto y porwque sino nos aburrimos) me dijo: Toma la medalla al mérito civil y porque te la has ganado a pulso y desde que me la puso, no sé que me pasa pero lo veo todo claro y tan claro lo veo, que a veces no sé si estoy vivo o muerto. Pero creo que no estoy muerto, porque no veo gusanos a mi alrededor y no huelo a pescado podrido. Huelo a Jazmines con un poquito de Limón y una pizca de Azahar y por eso me gusto y me quiero tanto, por eso y no por el resto de las cosas.
Pero yo, como soy tan cabezón no le hice ni puto caso a tanto mensaje pacifista y es más, me rebelaba contra tanto amor libre y no a la guerra. Bueno me rebelaba de esa manera tan mía, o sea aceptaba una parte del tema (la que más me convenía), creo no, seguro que era la del amor libre y a follar todos como cosacos y lo de no a la guerra, se lo dejaba para quién se lo creía y supongo que después de fumarse un buen canuto. Pero yo a pesar de todo no abandoné mis causas y es más, fuí incorparando más por el camino y al final, tenía una mezcolanza tipo de revoluciones armadas con pausas pacifistas y a veces, hasta aparecía un anti Cristo y todo. Y claro en esa pausa y de nuevo, todos a follar a destajo.
Pero ya de adulto y de señor responsable y que ya iba siendo hora, hubo un día en que se me cayeron todas mis putas utopías al suelo y sólo pude dedicarme a recoger sus trozos. Cogí unos cuantos trozos sueltos, y un poquito de aquí y otro poquito de allá y segui andando por el mundo, pero ahora iba sin traje ideológico protector y por supuesto, empecé a llevar palos por todos lados, parecía como si el mundo se estuviera vengando de mi y por tanta seguridad derramada y por tanta fe en el ser humano y por tanta estupidez por mi parte.
De repente el mundo se volvió oscuro y duro y los Faros de mi vida ya se habían apagado y no hay peor desnudez en éste mundo, que el sentirse fuera de órbita y fuera de sitio. Pero tengo que decir que el paso del tiempo, me dio un premio y casi al final de mis días (aunque aún me puede quedar bastante, pero es por dramatizar el asunto y porwque sino nos aburrimos) me dijo: Toma la medalla al mérito civil y porque te la has ganado a pulso y desde que me la puso, no sé que me pasa pero lo veo todo claro y tan claro lo veo, que a veces no sé si estoy vivo o muerto. Pero creo que no estoy muerto, porque no veo gusanos a mi alrededor y no huelo a pescado podrido. Huelo a Jazmines con un poquito de Limón y una pizca de Azahar y por eso me gusto y me quiero tanto, por eso y no por el resto de las cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario