Yo hoy siento que debía portarme bien, vamos que debía ser bueno y no faltar a nadie y porque como me dicen algunos: tío te estás granjeando muchos enemigos, pero en el fondo no me importa, pues a me gusta la lucha a tumba abierta y que corra la sangre. Yo creo que no hubo un instante en mi vida, en que fuera un tío pacífico, porque incluso en mis momentos más lúgrubes me excitaba con ese tipo de pensamientos tirando a guerreros. Algunos sienten la llamada de la selva, pues yo siento la llamada de la lucha.
Y hoy debía ser bueno porque algún día hay que descansar y Dios escogió el Domingo para ello y yo he escogido el Sábado y es que además el Sabado es más gratificante, pues sabes que aún tienes el colchón del Domingo. Ahora que no se me cruce nadie con ganas de joderme porque enseguida cambio el guión del día. De pequeño me decían que era un chaval muy agresivo y que enseguida saltaba por nada y la verdad es que lo era, pero gracias a esa forma de ser me salvé de la venganza de muchos abusones que me llevaban dos cabezas.
Nunca me achanté ante nadie y por eso a veces recibí más ostias que pelos tengo en mi cabeza. De todas formas los grandes tampoco me daban miedo, pues yo iba a lo mío y lo mío era saber que no llegaba a su cara, pero que sí le llegaba a sus cojones que muchas veces estaban a mi altura y todo era cogérselos y no soltarlos por nada. Ahora eso ya no me pasa, pues ya las cosas las pienso dos veces y cuando tengo delante un gigante mi estrategia es la retirada y porque de pequeño era un gato salvaje y en cambio ahora soy un gato viejo, que no derrotado, soy un gato viejo y sabio.
Y hoy debía ser bueno porque algún día hay que descansar y Dios escogió el Domingo para ello y yo he escogido el Sábado y es que además el Sabado es más gratificante, pues sabes que aún tienes el colchón del Domingo. Ahora que no se me cruce nadie con ganas de joderme porque enseguida cambio el guión del día. De pequeño me decían que era un chaval muy agresivo y que enseguida saltaba por nada y la verdad es que lo era, pero gracias a esa forma de ser me salvé de la venganza de muchos abusones que me llevaban dos cabezas.Nunca me achanté ante nadie y por eso a veces recibí más ostias que pelos tengo en mi cabeza. De todas formas los grandes tampoco me daban miedo, pues yo iba a lo mío y lo mío era saber que no llegaba a su cara, pero que sí le llegaba a sus cojones que muchas veces estaban a mi altura y todo era cogérselos y no soltarlos por nada. Ahora eso ya no me pasa, pues ya las cosas las pienso dos veces y cuando tengo delante un gigante mi estrategia es la retirada y porque de pequeño era un gato salvaje y en cambio ahora soy un gato viejo, que no derrotado, soy un gato viejo y sabio.
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