"LEY Y ORDEN"

Claro qué, claro que mientras me vuelvo a instalar en mi sacrosanta casa, tengo que ordenarme en todas mis funciones y tareas y visto así, suena fatal, suena a: "en menudo lío te has metido". Bueno siempre suena a eso cuando vuelves de unas vacaciones y porque ya te habías olvidado de que currabas, de que tenías tres hijos, de que tenías que hacer la puta comida y demás labores llamadas, domésticas. Pero tengo que decir una cosa, que por primera vez en mucho tiempo éste tema no me agobia, ahora estoy en plan campeón y no me da miedo el tema.

Tener que ordenarme siempre fue mi obsesión y si uno tiene una obsesión ¿será por algo?. A lo mejor porque soy un desordenado de mierda y no hay nada más que hablar. Es más, yo aseguro que lo soy y como éste problema no me suena a nuevo, pues que os voy a decir que no sepáis, ¡que es un problema más en mi existencia!. Pero lo que yo quiero decir, es que en realidad no es una bola de nieve, ni un monstruo con dos cabezas, es un problema con el que me moriré y que simplemente lo tendré que ir trampeando.

Un día haré esto y mañana lo otro y pasado más de otra cosa. Orden y ley, como decía esa película o mejor dicho serie yanqui: "Ley y Orden" y quién no la cumpla se verá con el mal careto del pasma de turno, ese que lucha por nuestras libertades y que está divorciado porque su mujer no lo aguantaba y es que el pobrecito trabajaba a todas horas y cuando llegaba a casa se pimplaba una botella del peor wiski y claro y para remate, se encuentra con un delincuente sin escrúpulos que sólo sabe decir: "que quiere un abogado". Y lo peor de todo, es que en el plazo de 24 horas el chorizo sale a la calle y con la sonrisa puesta a modo de "jódete pasma de mierda". Y claro, yo viendo todo esto y lo trasquilado que sale un benefactor del orden, me hace pensar en si merece la pena luchar tanto por el Orden.

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JULIO CORTÁZAR