Pues hoy es Viernes y los Viernes ya se sabe..., ya se sabe que no va a pasar nada más que lo que tiene que pasar, porque de aquellos Viernes de despitote no queda ni rastro. Dicen que la edad lo cura todo y aquellos hervores de sangre que me entraban los Viernes han pasado a mejor vida. O sea que R.I.P. a aquellas borracheras despéndoladas y que eran el triste preludio del fin de semana, pues el Viernes tocaba la primera, después Sábado de resaca y por fin y para culminar, Sábado de noche otra borrachera. Y que nadie intente explicarme el asunto, pues no tiene explicación ninguna, simplemente era beber por beber.
Joder! ya me podía haber dado por follar o sea, follar por follar y no tanta milonga de pobrecito de mí y por eso tengo motivos para enturbiar mi cerebro. Nunca hay motivos suficientes que te disculpen por pasar el finde entre vahos alcohólicos. Después pasaba que del colocón que me cogía y a altas horas de la madrugada, me preguntaba porque no ligaba. Pues es muy simple, porque al final de la noche era una puta barrica de wiski y no del mejor, por cierto. Por mis poros supuraba alcohol, mi aliento era el de una bodega y yo de imbécil, tenía los santos cojones de hacerme esa pregunta y llegaba a tal grado de rebajas, que a las 6 de la mañana me daba igual con quién me fuera o era ¿qué ya no distinguía con quién estaba?.
Y es que además a esas horas me entraban las penas y los agobios. Vamos, me entraba el susodicho: me encuentro sólo, nadie me quiere y todas esas mierdas patateras. Y ¿quién va a querer a una barrica de wiski?. Pues nada que con ese pensamiento me acostaba cada Viernes y el Sábado para que contaros, el puto Sábado estaba dedicado a que me pasara la resaca y después a intentar elevar mi depresión, pero no a base de pensamientos, sino a base de tragos a la botella. Conclusión: el Sábado salía de casa cuando ya estaba todo ciego y puesto y esa era mi forma de superar las cosas. Por tanto llegado el Domingo sólo me entraban ganas de cortarme las venas y por eso y para olvidarme de mis venas, tenía que seguir dándole a la botella.
Joder! ya me podía haber dado por follar o sea, follar por follar y no tanta milonga de pobrecito de mí y por eso tengo motivos para enturbiar mi cerebro. Nunca hay motivos suficientes que te disculpen por pasar el finde entre vahos alcohólicos. Después pasaba que del colocón que me cogía y a altas horas de la madrugada, me preguntaba porque no ligaba. Pues es muy simple, porque al final de la noche era una puta barrica de wiski y no del mejor, por cierto. Por mis poros supuraba alcohol, mi aliento era el de una bodega y yo de imbécil, tenía los santos cojones de hacerme esa pregunta y llegaba a tal grado de rebajas, que a las 6 de la mañana me daba igual con quién me fuera o era ¿qué ya no distinguía con quién estaba?.
Y es que además a esas horas me entraban las penas y los agobios. Vamos, me entraba el susodicho: me encuentro sólo, nadie me quiere y todas esas mierdas patateras. Y ¿quién va a querer a una barrica de wiski?. Pues nada que con ese pensamiento me acostaba cada Viernes y el Sábado para que contaros, el puto Sábado estaba dedicado a que me pasara la resaca y después a intentar elevar mi depresión, pero no a base de pensamientos, sino a base de tragos a la botella. Conclusión: el Sábado salía de casa cuando ya estaba todo ciego y puesto y esa era mi forma de superar las cosas. Por tanto llegado el Domingo sólo me entraban ganas de cortarme las venas y por eso y para olvidarme de mis venas, tenía que seguir dándole a la botella.
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